ARANJUEZ, 5 SEPTIEMBRE 67

Los antis se muestran cada vez más audaces y  achacan todos los males de la fiesta al ídolo multitudinario.

 

 

5 septiembre de 1967: Toros de Pío Tabernero de Vilvis para Paco Camino, El Cordobés y Víctor Manuel Martín.

CON CARTEL DE NO HAY BILLETES, OREJA PARA PACO CAMINO EN UNA MANSADA DE PIO TABERNERO DE VILVIS

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Aranjuez, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 5-9-67 
 
Sigue sembrando pasiones Manuel Benítez El Cordobés. Buena prueba de ello es que las plazas siguen llenándose al conjuro de su nombre apasionante, aunque bien es verdad que, como venimos diciendo, los antis se muestran cada vez más audaces, a pesar de que sus partidarios no se rinden. Esta tarde caliente y calurosa de Aranjuez ha sido buena prueba de ello. Achacan los antis del torero, todos los males de la fiesta al ídolo multitudinario, que nada tiene que ver con que la corrida de don Pío Tabernero de Vilvis sea mansa  y sin clase, de deslucido estilo. Y el enfado de las gentes se ha centrado principalmente en la figura del de Palma del Río, que no ha tenido, como fácil es advertir, arte ni parte en que los toros no diesen el juego apetecido. Pero siempre ha sido así y a nadie debe de extrañar esto. A las figuras que mueven masas y levantan pasiones tormentosas, van dirigidas siempre, injustamente, todas las repulsas. Ello no es sino una prueba más de que siguen interesando, de que sus nombres despiertan los mismos entusiasmos y los mismos enconos que siempre. 
 
Pero vayamos al meollo del festejo. Paco Camino ha cortado la única oreja de la pasional jornada por su completísima labor con capa, muleta y espada al toro que abrió plaza. A este toro el camero lo toreó superiormente con el capote y le hizo una excelente labor muletera desarrollada preferentemente sobre la mano izquierda, con la que bordó varias series de  naturales marca de la casa, en los que templó y corrió la mano de forma insuperable. Era de admirar cómo adelantaba el engaño, cómo prendía en él a su enemigo y cómo cargaba la suerte echando la pierna contraria hacia delante y cómo llevándole toreadísimo consumaba el muletazo con una rara perfección. También la mano diestra dejó oír su voz en el concierto torero y los pases de pecho, los recortes, los abaniqueos y todo cuanto hizo, estuvo marcado por el sello de su gran estilo torero. Una gran estocada tumbó patas arriba a su enemigo y el camero paseó por el ruedo en triunfo siendo portador de la oreja conseguida. 
El cuarto es un manso que sale suelto del caballo y se duele del castigo. Paco le realiza otra excelente labor muletera compuesta de pases de las más diversas marcas, entre el consiguiente alboroto de los tendidos. Toreó con más perfección, gusto y temple que en su primero, que ya es decir y además tuvo su lida el enorme mérito de realizar tal faena con un toro mansurrón y cobarde que trataba de rehuir la pelea que Camino le presentaba. Faena de trofeos, pero que dos pinchazos, media estocada y un descabello redujeron a una gran ovación con saludos. 
 
Los antis irreconciliables están por acabar con El Cordobés pro aburrimiento del torero ante las extemporáneas protestas de un sector de reventadores que van a la plaza dispuestos a aguarle la fiesta al torero, sin parar en procedimientos. Su primero es un toro manso y huido y además tiene poquísima fuerza. Pese a que Manolo o cambió de un sólo puyazo, el toro se derrumbó con aparato a la salida de éste y llegó a la muleta con poquísima fuerza, cayéndose al menor esfuerzo, pese a que se le cuidó con mimo y tiento con la franela. Pero lo que son las cosas, el público pagó con el torero las culpas del toro y se enfadaron con el de Palma del Río que en vista de la nulidad de todo esfuerzo para lucirse con tal enemigo, lo pasaportó de una estocada entera atacando con fe. El quinto es más manso que el anterior, pero tiene más fuerza. Salió suelto del caballo y le buscaba las vueltas a éste en las dos varas que tomó. La labor muletera del Cordobés fue de las que no tienen nada que reprochar. El torero corrió superiormente la mano en varias series de derechazos de gran calidad, que le valieron música y oles de la mayoría del público que abarrotaba la plaza. Nada había que oponer ante tal forma de torear. Templando, mandando y llevando superiormente a su enemigo, el toro iba y venía como hipnotizado tras la muleta del genio, que cerraba las series de templadísimos muletazos con los forzados de pecho de pitón a rabo. Hubo también dos series de naturales superiores y hasta a fuerza de porfiar, cuando el toro dio en tardear, instrumentó dos molinetes de rodillas que se jalearon y otros muletazos muy emotivos. Pero media estocada y seis descabellos hicieron que la cosa quedase en petición de oreja y gran ovación, trufada con los inevitables pitos de los antis, que no se rendían en ningún momento. 
 
Víctor Manuel Martín ha causado muy buena impresión. Con la muleta principalmente, ha gustado mucho. Se le ve suelto y dispuesto, se sabe colocar en un excelente sitio y da a los muletazos un sentido propio admirable. Sus dos trasteos muleteriles, ante toros sosos, tardos y de corta acometida, han sido seguidos con interés y la música y ovaciones han acompañado toda su labor torera. Dos faenas en las que Víctor  Manuel Martín ha jugado ambas manos con elegancia y buenas maneras, haciendo un toreo muy de estimar. Mató a su primero de estocada en la que tuvo que hacerlo todo el torero y dos descabellos y fue ovacionado con saludos. Al que cerró plaza, lo pasaportó de pinchazo, estocada y dos golpes de cruceta, siendo despedido con aplausos de simpatía. 
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches.-