Zaragoza, corrida de Pascua 29-3-70

Oreja para El Viti y Palomo Linares, con una gran entrada en la inauguración de la temporada en Zaragoza.

 
 
Día 29 de marzo de 1970
 
4 Toros de Amelia Pérez-Tabernero
2 Toros de Salustiano Galache 
- Santiago Martín “El Viti”
- Sebastián Palomo Linares
- Manolo Cortés

 

OREJA PARA EL VITI Y PALOMO LINARES.
        Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Zaragoza primera de las Fallas, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 29-3-70
        Una gran entrada en la inauguración de la temporada en Zaragoza, con un cartel auténticamente interesante como es el compuesto por Santiago Martín El Viti, Sebastián Palomo Linares y Manolo Cortés, con toros de doña Amelia Pérez Tabernero, dos de cuyos toros, inutilizados en el encierro, hubieron de ser sustituidos por otros tantos ejemplares de don Salustiano Galache, corridos en primero y sexto lugar. El cuarto fue devuelto a los corrales sin que se le diese un solo capotazo, porque el público estimó que por ser bizco no debía lidiarse. Bueno. Los toros acusaron mansedumbre, siendo el peor lote el que correspondió al sevillano Manolo Cortés. El segundo de Palomo Linares saltó al callejón en dos ocasiones y todo el encierro constituyó una corrida muy desigual en su presentación. 
El magisterio torero de Santiago Martín El Viti, quedó una vez más de manifiesto a lo largo de la lidia de sus dos toros. El primero de corta acometida, fue saludado por el de Vitigudino con unos lances excelentes que arrancaron las primeras ovaciones. La labor torera del diestro salmantino estuvo esmaltada de la acostumbrada calidad y hondura que impone en todo su quehacer. Aguantando una barbaridad, llevando a su enemigo toreadísimo, cuajó una faena soberbia sobre ambas manos que mereció el acompañamiento de la música torera. El temple de la muleta vitista, se dejó ver y así construyó una faena modélica, que hubiera sido premiada con la oreja de no haber acertado al segundo envite. Una corta y una superior estocada hicieron morder el polvo a su enemigo y aunque lo levantó el puntillero, se le ovacionó con saludos. Poca fuerza tuvo el cuarto, sustituto de la vacada de doña Amelia. Con él realizó Santiago una templada faena en la que, cuidando al máximo a su enemigo, logró tandas de derechazos y naturales portentosos de temple y de mando, que ligaba a los forzados de pecho de pitón a rabo y en la que intercaló tres molinetes de dibujo. Cuadró el toro y haciéndonos saborear la suerte suprema enterró todo el acero en el morrillo de su enemigo. Fue en verdad un bello momento. Descabelló certeramente y en medio del clamor unánime de la multitud, paseó por el ruedo la oreja que le fuera justamente otorgada. 
Palomo Linares perdió los trofeos de su primero, al que mató de estocada, por no acertar hasta el tercer envite con el verduguillo. Porque el de Linares toreó muy bien con el capote en los lances de saludo y en un pinturero quite y con la franela llevó a cabo un vibrante trasteo en el que ambas manos rivalizaron en la ejecución del mejor toreo. Fue una pena. En el quinto, un mansurrón que, como queda dicho saltó al callejón en dos ocasiones, llevó a cabo otra excelente faena en la que, pisando firme y seguro, instrumentó cincuenta muletazos plenos de arrogancia y entrega, haciendo que los tendidos se encendieran en calurosas ovaciones. Adelantando el engaño, prendía a su enemigo para llevarle superiormente toreado en series de derechazos y naturales que cerraba con los de pecho o con vistosos afarolados que hacían crujir la plaza de entusiasmo. Y como matara de una colosal estocada, se dio suelta al entusiasmo y se le premió con la oreja de su enemigo, dando una apasionada vuelta al ruedo. 
El primero de Manolo Cortés, hace cosas como de no ver bien. Topa y corta por ambos pitones, quedándose en mitad de la suerte y queriendo coger. Es un regalito de esos que no tienen un solo pase, aunque parte del público no lo supiese apreciar así. Se imponía la brevedad en el trasteo y eso mismo fue lo que hizo Manolo Cortés, que pasaporta al peligroso animal de dos pinchazos, una corta y dos descabellos, lo que no agradó al respetable. Gazapón y pegajoso a más de manso, fue el sexto. Otro toro imposible que derrotaba con peligro. Con tan deslucido animal, el sevillano estuvo como hay que estar en tales ocasiones, breve y certero con la espada, lo que logró de pinchazo y estocada y volvieron a enfadarse con el torero, que en realidad nada podía hacer con tan deslucido animal. 
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-