UBEDA, 2 DE OCTUBRE DE 1967

José Fuentes deleita con una gran faena. Los de Guardiola propician una tarde triunfal.

 

Día 2 de octubre de 1967:

 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Úbeda, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 2-10-67 
 
6 Toros de Salvador Guardiola para José Fuentes, Manuel Benítez El Cordobés y Ángel Teruel
 
Esta tarde en Úbeda, José Fuentes nos deleita con la que consideramos la mejor  faena de su vida torera. Una faena que ha superado las que creíamos insuperables de la pasada feria de Linares, de Málaga, del sábado en Sevilla y de tantas y tantas. Porque José Fuentes ha cuajado un toro de antología. Uno de esos toros que se recuerdan de por vida, de esos que cualquier artista quisiera cuajar en Madrid. Su capote se ha movido con lenta elegancia en las verónicas de saludo y en quites ha bordado unas chicuelinas en las que no cabe mayor duende ni inspiración. Y después, con la franela, el no va más de arte, de poderío, de armonía y de belleza. Faena de pases larguísimos, templados, ligados como pegados el remate del pase con el inicio del siguiente. Tiene tal calidad su toreo, tal verdad y hondura, que la plaza parece crujir tan fuertes son las ovaciones que se le tributan. Faena para guardar en el archivo de la memoria, donde permanecen las obras imborrables como la de esta tarde del diestro de Linares. Cada muletazo duraba un cuarto de hora, tal era la lentitud y la cadencia con la que la tela torera era movida por el artista. Toreo sublime en redondo y al natural. Y media estocada, en su sitio, que puso al toro en disposición de ser arrastrado al desolladero y a José Fuentes, artista y elegante donde los haya, paseando por el ruedo las dos orejas y el rabo de su enemigo.
 
Al quinto lo torea con su reconocido buen gusto en verónicas de saludo. Con la muleta realiza una estupenda faena compuesta de pases de la mejor sensibilidad artística, pero le pierde las orejas por cobrar un pinchazo en la primera entrada que hizo tras arrojar la muleta al suelo para entrar a herir a cuerpo limpio. Otro nuevo pinchazo, estocada y descabello acabaron con su enemigo y José Fuentes fue premiado con una clamorosa ovación con saludos desde el tercio. 
 
La que ha formado esta tarde El Cordobés en Úbeda, no es para contarlo. Han sido tales las manifestaciones de entusiasmo que ha despertado su labor, que las gentes parecía que iban a saltar al ruedo a sacarle en hombros antes de entrar a matar. Pero vayamos por partes. 
 
En su primero Manolo estuvo muy bien al torear a la verónica en los lances de saludo y al quitar por apretadas chicuelinas tras tomar la res una vara. Pese al escaso castigo que dieron al de Salvador Guardiola, llegó a la muleta con poca fuerza en las manos, por lo que el mérito primordial de su faena estribó en el temple y la suavidad con que pasó a su enemigo sobre ambas manos, componiendo una excelente labor muletera que se jaleó con justicia. Era faena de trofeos pero un pinchazo, estocada y cuatro golpes de cruceta dejaron la cosa en una gran ovación con saludos. Pero saltó a la arena el cuarto y allí ardió Troya. Manolo lleva a cabo con este toro la mejor de cuantas faenas le hemos visto en el curso de la temporada. Pisando esa parcela de angustia en que se pone, templando y corriendo la mano de forma insuperable, cuajó una emotiva faena en la que el toreo en redondo y al natural, los pases de pecho en cadena y los molinetes de rodillas, tuvieron la sincera fuerza de su entrega y el regusto del mejor y más sentido toreo basado siempre en los principios fundamentales del parar, templar y mandar. Poco importó que el toro en ocasiones le frenase en mitad de la suerte, que le probase, él le aguantaba estoicamente y consumaba el muletazo de forma asombrosa. Faena ligada, de pases largos de gran calidad, de poderío, en la que el de Palma del Río  impuso su genio de artista temperamental al genio y la casta de auténtico toro bravo de su enemigo. Qué cosas le haría al toro que el público saltaba en los tendidos y el ruedo aparecía lleno de sombreros y prendas de vestir desde mediada su faena y se pedían los máximos trofeos para el revolucionario y genial artista que colmó el entusiasmo de los aficionados al hacer sus alardes de valor único en desplantes en los que llegó a darle al toro con la cabeza en los pitones. Faena clásica y personal en la que supo mezclar como en el café con leche, el valor, el temple, el mando y el poderío con la copa triunfal de su personalidad creadora. Cuadra el toro cuando ya la plaza hierve y con excelente estilo de estoqueador, entierra media espada en la mismísima cruz y el disloque. Una oreja, las dos, el rabo y la plaza sigue demandando más trofeos del de Guardiola para El Cordobés. Al toro, a petición del propio espada, se le premió con los honores de la vuelta al ruedo. Auténtica apoteosis. Cuando muchos andan con el agua al cuello, atorados, El Cordobés tiene más hambre de toros que nunca. Único. 
 
Ángel Teruel nos confirma su condición de figura interesantísima del toreo. Una figura de las que darán mucho que hablar por sus conocimientos, por su inteligencia  y por su asombroso sentido del toreo, el lidiar con un fin, algo que no se ve todos los días. La injusta actitud presidencial le ha privado de mayores trofeos, pues el muchacho en sus dos faenas, plenas de dominio, arte y majeza, era merecedor de mejores lauros. Con el capote ha toreado haciendo gala de su gran estilo en verónicas de clásicos acentos en las que ha jugado los brazos de maravilla. Y con la franela, pese a que su lote ha sido el más deslucido, ha estado en plan maestro, echándole cabeza y valor para consumar un toreo pleno de ricos matices. Su primer trasteo, ante un toro tardo y soso, de corta acometida, ha sido de los que dan categoría a un artista.  A este toro lo banderilleó  con elegancia y habilidad dos pares de poder a poder adornándose al salir de la suerte con un vistoso y alegre jugueteo con la res. El par que cerró el tercio, al quiebro, fue una maravilla. Después, su toreo al natural, muleta adelantada, templado y largo el recorrido, ha sido insuperable. Y si es con la derecha, para qué contarles. Una gran faena y una completísima labor que al ser rematada con una certera estocada, hizo flamear con júbilo los pañuelos para premiar una faena de enorme calidad. El presidente no concedió el rabo de la res que el público unánimemente pedía y  el torero tras saludar con las dos orejas, se metió entre barreras limitándose, ante la gran ovación, a saludar desde el tercio. Ni que decir tiene que la presidencia fue abroncada. El sexto es protestado por cojo y llega a la muleta rebrincado, topando más que embistiendo, pero como Ángel Teruel tiene recursos y no es torero de faena única, le realizó  una variada y torera labor muletera que se premió con música y oles y al pasaportar a su enemigo de una estocada, se le otorgó una oreja. 
 
La corrida de don Salvador Guardiola tuvo casta, peleó muy bien con los montados y para los de a pie dio el juego que queda reflejado en este comentario. 
 
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-