Toledo Corpus 21-6-62

Naturales de ensueño, los de pecho,  molinetes, giraldillas, con ese perfume de los nardos que se crían en la Puerta de la Carne sevillana…

CINCO OREJAS EN LA FERIA DEL CORPUS SEVILLANO.-

Comentario a la corrida celebrada esta tarde en Toledo, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-

     Un día hermoso y un más hermoso cartel de toros. La plaza de Toledo registra una magnífica entrada. Los toros de Don Antonio Pérez de San Fernando, excelentes, menos el quinto que salió corto de pitones y romo. Los toreros, Cesar Girón que sustituía a El Viti, Diego Puerta y Andrés Vázquez. La corrida, un éxito ya que se cortaron cinco orejas de verdad y los toreros estuvieron a la altura de su categoría.

     César Girón ha sido el más afortunado y el que ha redondeado el éxito. Cortó una oreja al primero y las dos al cuarto. Fue aplaudido al torear a la verónica a sus dos enemigos. En el cuarto, antes de salir el toro, sacó a sus compañeros a saludar y recoger las ovaciones del respetable. Ha banderilleado al primero dándole todas las ventajas a su enemigo, clavando muy bien entre las ovaciones del graderío. Con la muleta le ha realizado una enjundiosa faena, muy apretada y muy torera, que ha levantado al público de sus asientos. Los naturales han sido coreados por el público que no se ha cansado de aplaudir al popularísimo torero. Los desplantes, jaleados por el garbo y la galanura. Una gran estocada, hasta la empuñadura, le ha valido la oreja, la vuelta y los saludos desde el centro. En el cuarto, en vena de aciertos y valentísimo, de salida salta el toro al callejón. Una vez de vuelto al ruedo, César lo ha toreado muy bien a la verónica entre el jaleo general. Cogido a la barrera, inicia la faena con cuatro por alto torerísimos y majestuosos. Otros tres en el tercio y después hace girar al toro alrededor del torero en unos derechazos que arman la escandalera. Naturales, de pecho, giraldillas… el disloque. Se encuna a lo hora de matar y entierra todo el estoque por el hoyo de las agujas, siendo derribado al empitonarlo por la ingle. Rueda el toro mortalmente herido y el torero se levanta. Las dos orejas, petición de más premio, la vuelta recogiendo prendas y vuelta a sacar a sus compañeros a recoger ovaciones.

     Diego Puerta lleva en su diminuta figura toda la gracia, todo el garbo de la tierra de María Santísima. Por eso esta tarde, Toledo ha vibrado de entusiasmo al recibir al segundo, de rodillas con una larga cambiada, como un novillero rabioso y torear de pie, a la verónica con esa personalidad tan suya. El quite, otro escándalo. Y cuando inicia la extraordinaria faena, toda al son de la charanga, tuvimos la suerte de verle empapar al enemigo con la zurda en unos naturales de sueño ligados al de pecho, al molinete, a la giraldilla, con ese perfume de los nardos que se crían en la Puerta de la carne sevillana. Se viene abajo el toro, se va quedando. No importa. Hay un momento en el que Diego, al empaparlo en un derechazo, se le queda y le roza la taleguilla con un pitón. El torero, quieto, insiste hasta hacer pasar al morlaco, en medio de la algarabía consiguiente. Se vuelca sobre el morrillo de su enemigo en la perfecta suerte de matar y entierra todo el estoque en la misma yema. El toro cae y con la oreja en sus manos, la vuelta en triunfo. El quinto, fue el más grande del encierro, pero corto de pitones. Algunos protestaron ante la carencia de defensas. Diego lo recibe en el tercio con la larga cambiada de rodillas y otro escándalo. Rápidamente, ya en pie, vuelve a levantar al respetable con las verónicas marca de la casa llenas de luminosidad y alegría. Muy quedado llega el animal a la muleta y con poca fuerza. Diego lo torea muy bien, dándole la lidia adecuada, para despacharlo de una gran estocada. Una fuerte ovación para el torero y muchos pitos al toro.

     Suelto y corretón salió el tercero de la tarde. Andrés Vázquez, con dominio y soltura de torero hecho, lo recoge en unas verónicas que se aplauden a rabiar. El quite, por chicuelinas. Muy buen terreno pisa el torero al iniciar la faena con pases por alto muy garbosos. Las palmas echan humo en una serie muy buena de naturales en los que los pitones del morlaco rozan una y otra vez la taleguilla del pundonoroso torero. La música suena en su honor durante toda la labor. Lo alegra y continua con la derecha, muy mandón entre los olés entusiastas del graderío. Hay desplantes de rodillas que se jalean, por lo oportunos. Entra derecho, se acuna buscando la muerte del toro. Es prendido por la taleguilla. Se levanta rabioso, repite y deja un estoconazo hasta las cintas que hace rodar fulminado a su enemigo. La plaza blanca y con la oreja del toro tan bien matado en sus manos, la vuelta ovacionada y los saludos largo rato desde el centro. Y en el centro fue donde recibió al último de la tarde, con unas verónicas muy buenas que se ovacionan por el temple, el mando y la solera que despiden. La faena muleteril es reposada, garbosa y valiente. Unos altos majestuosos que finaliza con el de pecho, hondo, se ovacionan. Sigue con la derecha al son de la música entre las aclamaciones del público. A un afarolado de excelente factura, le sigue muy torero con redondos y entrando por derecho, deja un estoconazo, un poco contrario, teniendo que descabellar. Se le pide la oreja con insistencia y tras la vuelta a la redonda, es despedido con fuertes ovaciones.

     Y nada más, desde Toledo y hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.