PAMPLONA, SAN FERMÍN. 7 AL 15-7-66

 

Pamplona marca el cénit de la temporada taurina. Sus fiestas de San Fermín, con su colorido y fuerza vital, son las más populares de España junto con la Feria sevillana. Día tras día, la alegre algarabía de música y cantos de los peñistas, se funde con los olés de los primeros lances toreros. La bien o mal llamada “Feria del Toro”… 

 

Primera de Feria 7-7-66
DOS OREJAS PARA SANTIAGO MARTÍN “EL VITI”
En esta primera corrida de la serie sanferminera, se han lidiado seis ejemplares de María Teresa Oliveira. Un encierro muy bien presentado, fino de lámina y espléndido de trapío que ha peleado superiormente con los montados y para los toreros de a pie no ha ofrecido peligro.
Paco Camino se ha hecho ovacionar con fuerza al saludar al primero de la tarde con siete verónicas y media y al quitar por iguales lances. Su labor muletera, desarrollada preferentemente sobre la mano izquierda tuvo esa calidad que el diestro sevillano sabe imprimir a todo cuanto lleva a cabo. Naturales de largo trazado, pases de pecho y adornos garbosos. Faena de altos vuelos que no tuvo el adecuado premio de trofeos por precisar de dos pinchazos, media y descabello para ver morir a su enemigo. Ovación con saludos desde el tercio. Al cuarto le instrumentó cinco verónicas imponentes de temple y garbo. Con la muleta, pese a que el toro embestía con la cara alta, estuvo en plan torero y artista ligando series de muletazos sobre ambas manos de gran calidad. Mató de media y se le volvió a ovacionar con fuerza. Al sexto le realizó su quite de oro con tres chicuelinas y remate de revolera que pusieron al público en pie.
Santiago Martín “El Viti” ha sido el único espada de la terna que ha cortado trofeos en esta primera sanferminera. Su hondura, su verdad, su valor y clásico estilo le han deparado continuas muestras de entusiasmo. Al primero le toreó muy bien a la verónica. El toro llegó a la muleta quedándose un poco corto pero el de Vitigudino, a fuerza de embarcarle, le cuajó una excelente labor. Mató de estocada y descabello y se le ovacionó con salida al tercio. En el quinto, Santiago brilló a gran altura con capote y muleta llevando a cabo una labor meritísima en una faena plena de dominio, armonía y temple. Pese a matar de pinchazo, estocada y descabello, la plaza se llenó de pañuelos y se le otorgaron las dos orejas en medio de gran entusiasmo, saliendo en triunfo de la plaza al final des festejo. 
José Manuel Inchausti “Tinin” ha estado a punto de cortar la oreja al primero de su lote, pero la espada le ha privado del merecido galardón. Había llevado a cabo una labor plena de aciertos en una faena sobre ambas manos empleándose con reposo y arte al torear por redondos, naturales y de pecho. Pero a la hora de emplear la espada, han pintado bastos en dos pinchazos y una estocada desprendida. Al sexto lo saludó con unas verónicas de fiesta mayor. Fue una pena que el toro llegase a la muleta sin emplearse. Tinín estuvo con él en plan torero caro y le sacó muletazos sobre ambas manos que se jalearon. Mató de dos pinchazos y estocada con dos golpes de cruceta y se le ovacionó. 
 
Segunda de Feria. 8-7-66
 
OREJA PARA DIEGO PUERTA Y EL PIREO. UNA GRAN FAENA DE PACO CAMINO.
 
No había terminado la alegre algarabía de música y cantos de los peñistas, cuando Diego Puerta, que lanceaba entre oles al primer Atanasio, fue cogido por éste con aparato, salvándose de verdadero milagro, ya que el toro le buscó en el suelo con ganas de herir. Pero lejos de asustar el percance al diestro sevillano, la cogida vino a ser como un clarinazo que le puso en pie de combate y pese a resultar medio conmocionado, volvió al toro con más ímpetu y se fajó materialmente con él en cuatro verónicas y media que pusieron al público en pie. Y desde ahí para arriba, aquello fue una sinfonía Wagneriana. Sentido y peligrosidad tenía el toro pero Diego se entregó por fueros de su casta y torería y así, exponiendo la piel en cada muletazo, construyó una brillante labor muletera. Mató de un metisaca y la plaza blanca de pañuelos pidió la oreja para el sevillano, que paseó el trofeo entre ovaciones. El cuarto es manso, cobarde y deslucido y el de san Bernardo se la juega con él en una faena plena de entrega, empleando preferentemente la mano diestra. Mató de una estocada corta y se le tributó una gran ovación con petición de oreja. 
El bullicioso y alegre público pamplonica ha cometido esta tarde una injusticia con Paco Camino. Su primer toro salió abanto, buscando saltar y saliendo suelto de los montados. Cortaba por el pitón derecho y Paco, que le había toreado muy bien con el capote, llevó a cabo una extraordinaria labor muletera ejecutada preferentemente sobre la mano zurda. Sin forzar la figura, adelantando el engaño, tirando suave y templadamente del toro, jugando la cintura y rematando limpiamente el muletazo, instrumentó una treintena de pases fundamentales a los que ponía remate con forzados de ocho largos y hondos. Tras rematar la obra con adornos garbosos y pintureros, logró la estocada que fue tan protestada por el público por producir derrame. Pero el público ha de saber que no todos los toros que mueren por derrame están desollados, pues en ocasiones, como ocurrió hoy, pese a estar la estocada en lugar correcto, sufren derrame externo. La gran faena se quedó sin trofeos y el espada, visiblemente contrariado, recibió la ovación desde la boca del burladero. El quinto no tiene lidia lucida de forma alguna por lo que lo trasteó con brevedad y lo pasaportó de pinchazo y estocada volviendo a enfadarse el público. 
Y en el tercer toro el público, que no el aficionado volvió a hacer gala de su desconocimiento. Pero lo que es insólito es que la presidencia y su asesor caigan en el mismo error del reglamento. Se había hecho ovacionar El Pireo en los lances de saludo al tercero de la tarde que frenaba ante los capotes. El toro derribó en dos ocasiones y a la tercera se partió el pitón derecho por la cepa al clavar éste en el suelo. Dos varas más tomó la res, pero ante la protesta del público, el presidente sacó el pañuelo verde y mando devolver al toro a los corrales. En su lugar saltó a la arena y no de Álvarez que dio en conjunto regular juego. Con él El Pireo llevó a cabo una extraordinaria labor. Sentado, seguro y artista, toreó sobre ambas manos. Derechazos, naturales, de pecho y adornos finales tuvieron altura y calidad. Por ello, cuando despachó a su enemigo de media estocada bien puesta, se le otorgó la oreja con petición de otra. El sexto es manso, blando de manos y gazapón. El Pireo está con él breve y aseado y lo mata de pinchazo y estocada siendo aplaudida su labor. 
La corrida de Atanasio Fernández dio mal juego, cosa que no es corriente en esta divisa. 
 
Tercera de Feria 9-7-66
 
LA MIURADA DEFRAUDÓ
 
De los seis toros de Miura anunciados en un principio para el festejo de hoy, solo se pudieron lidiar cuatro, ya que dos de ellos se mataron en una pelea en los corrales y uno de los cuatro que saltaron al ruedo, hubo de ser devuelto también antirreglamentariamente. El toro, que fue lanceado entre oles por Antonio Bienvenida, se partió el pitón izquierdo al acudir por primera vez al caballo. El sobrero de Pérez Angoso fue saludado por unas verónicas de elegante trazo. La labor muletera la inició el maestro con cuatro muletazos sentado en el estribo en los que se jugó la piel y que fueron premiados con oles. Después siguió toreando por derechazos y naturales en los que la suavidad en el correr la tela torera, el garbo y la elegancia de su quehacer entusiasmaron. Después el toro se vino abajo y cuando lo pasaportó de una estocada se le premió con una gran ovación. El cuarto salió cojeando de la pata derecha donde tenía un puntazo. El maestro lo lanceó entre oles y el Miura llegó acusando este defecto de la cojera al trance final. Mató de estocada y volvió a ser ovacionado. 
Para Fermín Murillo fue el único Miura que embistió con bondad, el único que tuvo cincuenta muletazos y se los dio el torero baturro. Llevo a efecto una buena faena con pases sobre ambas manos. Mató de tres pinchazos y estocada  y dio la vuelta al ruedo, El quinto de Pérez Angoso fue un manso al que condenaron a banderillas negras. Breve trasteo de Murillo que despachó a su enemigo de dos medias, una corta, dos pinchazos, estocada caída y dos descabellos. No pasó nada. 
El primero de Andrés Vázquez fue un auténtico Miura. Sentido, peligrosidad y ese estar al acecho de la cornada que tienen los toros de Miura. El de Villalpando lo toreó muy bien con el capote y le hizo un quite por chicuelinas premiado con una gran ovación. A la muleta llegó la res arrollando mucho y Andrés estuvo muy valiente y dominador, exponiendo lo indecible para sacar al difícil animal varios muletazos sobre la diestra que se ovacionaron. Mató de cuatro pinchazos, estocada y descabello y se le ovacionó. En el sexto de Miguel Higueros, el de Villalpando estuvo extraordinario al lancear a la verónica como al ejecutar lances idénticos con remate de revolera en el quite. El toro, tras tomar dos varas se vino abajo aplomado y con cortísima arrancada. Andrés le sacó muletazos sobre ambas manos a fuerza de exponer. Mató de una gran estocada y se le despidió con una gran ovación al abandonar la plaza. 
 
Cuarta de Feria. 11-7-66
 
EL DIA DE BAYONA
 
Pamplona celebraba el día de Bayona. La Plaza del Castillo estaba en plena ebullición de hispanos y franceses. Toreaba Antonio Ordóñez. Llenazo total. Con él, Fermín Murillo y José Fuentes ante seis toros de Torrestrella, ganadería de don Álvaro Domecq.
Está visto que en Pamplona todo es distinto. No falta un sólo día en que no se produzca la anécdota. Hoy ha sido en el primer toro del festejo. La res remató contra el burladero y resultó conmocionada. El toro quedó como muerto y hubo que apuntillarlo en el mismo ruedo. El sobrero era de Villamarta y Ordóñez lo recibe con cinco verónicas que el público premia con una gran ovación al rematar con medio lance finísimo. El del Marqués llega a la muleta cayéndose y sin fuerza. Curro Castañares, el prestigioso cronista taurino del diario "Ya", dice a nuestro lado: "cuando un toro se le cae a cualquiera, no tiene importancia, pero cuando se le cae a Antonio Ordóñez, el público se enfada". Breve trasteo en busca de sacar partido al inválido y cuando ve que el aliño es imposible, lo pasaporta de una corta en buen sitio. Al cuarto lo saluda con verónicas plenas de calidad. El toro tras tomar cuatro varas, llega a la muleta con acusado peligro. El rondeño a fuerza de maestría y de inteligencia le ha sacado muletazos en los que la eficacia ha estado por encima del toro, Un toro de esos que a decir de los castizos "venía a por el dinero de la temporada". Ordoñez ha estado breve, seguro y firme en la lidia de tal regalito. De su arte quedaron esos muletazos diestros instrumentados en el primero de su lote en los que dejó patente su maestría y su calidad inconfundible. 
A Fermín Murillo le han tocado los únicos toros manejables del encierro. Dos toros que han dado buen juego con los que ha estado bien con capa y muleta. . Mató al segundo de la tarde de media, pinchazo y estocada y no gustó la cosa. Al quinto lo pasaportó de una corta y descabello. 
José Fuentes, el elegante torero de Linares, ha tenido una brillante actuación toreando superiormente con el capote a la verónica y en quites. Su primero toro se partió el pitón derecho al rematar contra el burladero. ¿Cuántos toros llevan partiéndose los pitones en esta feria?... La lidia de este su primer enemigo transcurrió en medio de la injustificada protesta de las peñas, pues esta vez, al fin, el presidente observó el reglamento y no devolvió el toro. Se imponía la brevedad y Fuentes hizo eso. Mató de estocada. El sexto llegó a la muleta con corta arrancada, soso y sin clase, El joven matador de Linares logró muletazos de mucha clase toreando con reposo y buen arte sobre ambas manos. Pero precisó de seis entradas por lo que se quedó sin el premio grande. Fue despedido con una ovación. 
Los toros de don Álvaro no ayudaron al lucimiento de los espadas alternantes, aunque cumplieron con los montados. 
 
Sexta de Feria 12-7-66 
 
LA ESTOCADA DE LA FERIA A CARGO DE EL VITI. 
 
Se celebraba esta tarde en esta mal llamada "feria del toro" la fiesta del árbol. O eso ha sido, al menos, lo que hemos pensado al ver cómo iban saliendo los toros del heredero del Conde de la Corte. Cornalones, con buena presencia, pero que han hecho todo el gasto en fachada, sin que por dentro llevasen bravura, pujanza y casta. Sólo ha habido un toro, el cuarto, que ha cumplido muy bien con los montados, derribando en dos ocasiones y tomando otro puyazo con codicia. A este toro se le dio la vuelta al ruedo. 
El primero del hierro condal, acusó ya de salida blandura de manos e hizo una pelea deslucida con su embestida gazapona y pegajosa. Miguelín, que se había hecho ovacionar en los lances de saludo, prendió entre alardes de valor, poderío y maestría, dos impresionantes pares de banderillas que le valieron otras tantas ovaciones. La faena, iniciada con cinco muletazos sentado en el estribo, fue una continua porfía valerosa, una entrega del torero que tenía que esperar mucho a su enemigo que le entraba al paso. Mató de media y se le ovacionó con saludos. Al cuarto de la tarde lo lanceó superiormente a la verónica y banderilleó de forma colosal. Dos pares de banderillas en los que el torero dio todas las ventajas a su enemigo, cuadró en la cara y levantando los brazos, clavó limpiamente los palos. La ovación debió escucharse en Algeciras y Miguel tuvo que saludar repetidamente para corresponder al entusiasmo del público. La labor muletera fue un alarde de poderío y de valor. Naturales, redondos y de pecho así como sus personalísimos pases de espaldas en los que pasó a su enemigo en asustantes apreturas. Mezcla de toreo ortodoxo y moderno y con tales ingredientes alcanzó el éxito. Mató de una estocada y se le otorgó la oreja. 
Santiago Martín El Viti se hizo ovacionar en el primero de su lote al torear de forma superior con el capote. Lances en los que el de Vitigudino dejó impronta de su estilo recio y magnífico. El del Conde de la Corte llegó al trance final andarín y pegajoso. Pero el oficio del torero salmantino que sabe lo que se trae entre manos, sacó muletazos de mucho mérito sobre ambas manos hasta que el toro se vino definitivamente abajo y dejó de embestir. Mató de pinchazo y dos medias y se le ovacionó. El quinto es uno de los toros de más impresionantes pitones que recordamos haber visto en nuestra vida. Astifino y tocado, causaba pavor el solo mirarlo. Pero Santiago no se impresionó y haciendo gala de su sobrio y sincero estilo, lo lanceó con la verdad por delante, con la verdad de cinco verónicas que le valieron una gran ovación al rematar con la media final. Tras tomar el toro dos varas, acusó blandura llegando a la muleta embistiendo con la cara alta y media arrancada. El Viti logra derechazos y naturales muy meritorios pero que el público vocinglero no supo apreciar. Es injusto este trato ingrato que tiene el mocerío con toreros que se juegan la vida. Tan injusto e ingrato que va a terminar con que las figuras del toreo rehúyan de esta feria en la que se da más importancia a la bota de vino y a las bromas que a la exposición de estos hombres que salen dispuestos a darlo todo. Pese a ello, Santiago mata al Conde de la Corte de forma irreprochable. Valía un cortijo pasar, cruzar limpiamente jugando el brazo y enterrando todo el acero en el morrillo por las impresionantes velas de la res. Una estocada limpia, honrada todo verdad y pureza, con la misma verdad y pureza con que Santiago Martín El Viti está en el toreo. Le ovacionaron, pero el torero, contrariado, solo agradeció los aplausos desde el callejón. 
Venía José Fuentes a sustituir a Diego Puerta indispuesto por la tremenda voltereta sufrida en la segunda corrida de ésta feria. Y en corrida de tanta responsabilidad José ha estado en tono mayor toda la tarde y al final le ha sido premiado su arte y su valor con la oreja del toro que cerraba plaza. El primero de su lote era un toro manso que intentó varias veces saltar al callejón. Las verónicas de saludo y su quite por chicuelinas tuvieron la impronta de su arte personalísimo. La faena tuvo un toque de templada grandeza y pese a que el toro se vino abajo, logró hacerse ovacionar toreando en redondo y al natural. Mató de pinchazo y media estocada y escuchó ovación con saludos. En el que cerró plaza, el buen hacer de José Fuentes brilló con luz propia. El toro cumplió en varas y llegó a la muleta con la cara alta. José se dobló rodilla en tierra con él y tras ese prologo torerísimo, le pasó series de pases diestros en los que no cabe mayor armonía ni mayor temple, así como varias series de naturales con remates de pecho que le valieron la música y ovaciones. Se le premió con la oreja al pasaportar a su enemigo de una estocada al encuentro, Fue despedido con una gran ovación al abandonar la plaza. 
 
Séptima de Feria 13-7-66 
 
ANTONIO I DE RONDA Y EL MARQUES DE VILLALPANDO TRIUNFAN APOTEOSICAMENTE. 
 
Antonio Ordóñez ha dictado una tesis doctoral sobre la lidia de dos mansos. De cómo se deben torear dos toros faltos de casta, sosos y distraídos que embisten con la cara alta y con gazapeantes acometidas. Su capote templado artístico y hondo ha mostrado un toreo a la verónica en el que no cabe mayor plasticidad. Ambos Domecq querían salir sueltos, huir de la seda, pero vano empeño porque ahí estaba una y otra vez el capote del rondeño  para embarcarles, inyectando bravura y celo en dos toros sosos y deslucidos. A su primer enemigo lo metió en su muleta en siete muletazos por bajo y una serie de pases en redondo de un toreo templado y lentísimo. Y entre serie y serie, como broche adecuado, los pases de pecho zurdos y diestros de gran calidad. La faena tuvo como contrapunto final cinco trincherazos antológicos que colmaron el entusiasmo de las gentes, pero no tuvo el brillante remate de la estocada y hubo de precisar de cuatro pinchazos antes para ver rendido a su enemigo. El Cuarto además de manso es distraído y gazapón. Del capote de Antonio volvieron a brotar verónicas de desmayados acentos y con la muleta volvió a entusiasmar en una faena de museo, obligando a que la res tomase poco a poco el engaño hasta que lo siguiese con cierto agrado. A su labor muletera no se le puede poner ni un pero. Pases en redondo, los naturales de larga curvatura, los de pecho y ayudados por alto cargando la suerte, todos tuvieron hondura de cante grande. Mata de pinchazo y gran estocada y la plaza se cubre de pañuelos. Oreja, petición de otra y paseo entre ovaciones. 
Andrés Vázquez, marqués de Villalpando torero, Belmonte castellano, ha dado en esta corrida sanferminera buena prueba de su calidad torera. Su triunfo en el quinto de la tarde ha sido el de la sobriedad y la maestría. Ya cuando se abrió de capa en los lances de saludo en cuatro verónicas y tres chicuelinas se abrió una puerta a la esperanza. Y cuando llevó a su enemigo al caballo en cuatro chicuelinas galleadas el entusiasmo subió de tono. Requirió el zamorano a petición del respetable, los rehiletes y en unión de ese extraordinario banderillero que es el portugués Mario Coelho, interpretó un segundo tercio imborrable. Fue el banderillero por delante con un par de poder a poder espléndido, siguió el maestro con otro de igual factura y cuando cerró Mario con uno portentoso al cambio, la plaza se vino abajo de tan sonora ovación. Ya con la mecha encendida, brindó Andrés al respetable y ahí quedó la gran faena de un torero castellano que aúna la sobriedad de la tierra que le vio nacer con el garbo y el arte de los toreros mediterráneos. De su muleta brotaron limpia y pausadamente series de muletazos sobre ambas manos en los que el temple y el mando fueron la base sobre los que se elevó su éxito. Una faena llena de inspiración y hondura. La lentitud en el correr de la tela y el temple que imprimía a sus muletazos naturales y derechazos fue para verlo. Una gran faena que tuvo como remate una gran estocada que tiró sin puntilla al de Juan Pedro. Se le otorgaron las dos orejas y el rabo en medio de un gran alborozo. El espada pidió y obtuvo la vuelta al ruedo para su enemigo y en triunfal recorrido por el ruedo, con gesto noble que le engrandece, entregó una oreja a su peón Mario Coelho, dando en unión del resto de la cuadrilla, triunfal vuelta. El primero del zamorano llegó con corta acometida y sin lucimiento posible. Andrés le sacó algunos muletazos a fuerza de porfiar. Mató de pinchazo, estocada y dos golpes de cruceta y saludó desde el tercio. 
El tercer espada de la terna fue el valeroso y artista torero cordobés Manuel Cano El Pireo. El joven matador de toros de la tierra de los califas tuvo una tarde, si no triunfal en cuanto a corte de trofeos, sí muy lucida ya que en ambos toros estuvo muy bien con el capote y lucidísimo en quites. Con la faena realizó dos esplendidas faenas en las que dejó en evidencia su calidad y su probado valor. El sexto de la tarde le cogió con aparato aunque sin consecuencias. Fue ovacionado en su primero y tuvo petición de oreja en el sexto con triunfal vuelta en medio de una gran ovación al abandonar la plaza. 
La corrida de Juan Pedro Domecq ha tenido más de mala que de buena. Cuatro toros mansos, uno, el quinto, premiado con vuelta al ruedo y un sexto que cumplió. Al final del festejo, Andrés Vázquez y su banderillero Mario Coelho fueron sacados en hombros por la puerta grande.
 
Octava de Feria 14-7-66 
 
LA CORRIDA CONCURSO RESULTÓ, COMO SE ESPERABA, UN FRACASO. 
 
Está visto que una minoría vocinglera e irresponsable está  poco a poco adulterando el auténtico espíritu de los sanfermines. Unas fiestas todo colorido y buen humor, que están desembocando en chabacanería a ultranza. Una minoría de las peñas de sol que actúan con menosprecio a los otros espectadores y a los propios toreros. Quieren una corrida concurso cuando no se respeta a los que en ella intervienen, se protesta sistemáticamente la lidia, imprescindible en estos festejos, más que en ningún otro y no se sabe apreciar el esfuerzo que hacen los lidiadores para vencer peligros y dificultades. El espectáculo de esta tarde en el coso pamplonica dice muy poco a favor de estas fiestas. 
El primero toro de la tarde perteneció a la vacada de Juan Pedro Domecq que sale suelto. Antonio Bienvenida lo recoge con unos buenos lances. Cuatro veces fue el del campo jerezano al caballo- En la primera no hizo nada notable pero en la segunda acudió con alegría, cumpliendo en las restantes. A la muleta llegó con poca fuerza. El veterano maestro le realizó una entonada y torera labor con pases sobre ambas manos pese a que su enemigo se le quedaba corto y era molestado por el fuerte viento. Mató de pinchazo y estocada y se le ovacionó. El cuarto del ganadero de la tierra don César Moreno sale huido y barbeando en tablas. Un manso total que sale suelto de los caballos, coceó y dio pésimo juego en las cuatro varas que tomó. Esperó en banderillas y llegó a la muleta falto de celo con la cara alta y sin querer pelear. Bienvenida trata de ahormarlo con unas inteligentes dobladas pero el toro no tiene lucimiento posible. No tiene fortuna con el acero pues el toro no le ayuda y al pasar el tiempo suena un aviso. Bronca, ovación de gala para el de don César Moreno para el que incomprensiblemente la solana pidió la vuelta.   
El segundo de la tarde es de Miura. Pesa 545 kilos y tiene todas las peligrosas características de los toros de la temible vacada, con sentido y tirando hachazos impresionantes. Cinco veces acude al caballo y en la que no sale suelto, se repucha y sale huyendo como alma que lleva el diablo. Jesús Córdoba le realiza una faena valerosa, aguantando coladas y gañafones de los que se salva de milagro. Breve y eficaz, lo pasaporta de una entera y ya se pueden figurar. Unos le aplauden y los de enfrente, lo otro. El quinto es de M. Teresa  Oliveira. El mejicano se hace ovacionar en las verónicas de saludo. Cumple en las cuatro varas que tomó aunque sin nada extraordinario. Con la muleta logra pases en redondo y al natural en los que queda de manifiesto la clase del espada. Mata de media y es aplaudido. 
Antonio Ordóñez, que tanto quiere a Navarra y a sus fiestas, de las que es gran propagandista, ha sido hoy el blanco de todas las injusticias del mocerío de solana. Le recibieron con pitos en el paseo y le despidieron con bronca de almohadillas. El primero de su lote, de don Atanasio Fernández se frena ante el capote, echa las manos por delante y sale de estampida en cuanto puede que es casi siempre. Cinco veces fue al caballo y siempre salió rebrincado, suelto y doliéndose al hierro y coceando. También se duele en banderillas y llega a la muleta áspero y con genio no presentando pelea nunca.  Se imponía el aliño con tal ejemplar y eso fue lo que hizo el rondeño, que estuvo lidiador y como estoqueador imponente al pasaportarlo de una estocada. Bronca. No bien hubo saltado a la arena el sexto de la tarde, de don Álvaro Domecq, Antonio lo saludó con siete lances y media verónica que fue ovacionada. Antonio lo cuidó con sentido admirable y lo puso en suerte como debe ser para que se viese la bravura del jerezano en toda su pureza. Lo abrió tres metros fuera de la raya y el toro se arrancó con alegría en cuatro ocasiones, con codicia. Barroso lo picó superiormente, pegándole lo preciso, atendiendo las órdenes del rondeño. Se cambió el tercio y en los medios bordó el cuatro verónicas y revolera final. La sombra aplaude y el sol abronca. Intenta Ordoñez la reconciliación con las peñas de sol e intenta brindar el toro. Se lo impiden en medio de un gran griterío. El torero desiste de su propósito. Cinco por alto torerísimos son como el pórtico a la gran faena. Sin zapatillas pues al parecer se le salen, prosigue toreando sobre la mano diestra. Muletazos de increíble temple y lentitud. Y en medio del desaforado griterío de la solana, el de Ronda siguió dando curso a su toreo. La mano izquierda, de frente, con el de pecho y la verdad de su toreo por delante. Los pases de pecho remates de las series, los adornos elegantes y torerísimos. Rodó a sus pies "Escultor" haciendo de la suerte suprema un ejemplo y una norma, al conjugar en corto y por derecho, los tres tiempos y lograr una estocada en la misma cruz. Se desbordó el entusiasmo y se le otorgaron las dos orejas con las que dio la vuelta al ruedo. Pidió y obtuvo la vuelta al ruedo para el toro de Torrestrella que al final sería declarado como ganador del trofeo en disputa. 
 
La corrida extraordinaria. 15-7-66 
 
DOS OREJAS PARA RAFAEL ORTEGA Y UNA PARA LITRI. PRESENTACIÓN DE PALOMO LINARES EN PAMPLONA.
 
Gran expectación reinaba en torno a esta corrida extraordinaria. En ella reaparecían en Navarra Rafael Ortega y Miguel Báez "Litri" y se presentaba el joven matador de toros Sebastián Palomo Linares. Tarde desapacible y casi lleno 
La corrida comenzó a torearse en la mañana. Tres de los toros del encierro enviado por los Herederos de Carlos Núñez fueron sustituidos por otros tantos ejemplares de don Miguel Higueros y después, el mal estilo, la mansedumbre y el mal juego dado en conjunto por las reses estuvo a punto de torcer el curso del festejo. 
Rafael Ortega saludó al primero de la tarde de Núñez con siete verónicas de clásica ejecución que se acogieron con grandes muestras de entusiasmo. Tras tomar una vara, solicitó Rafael el cambio de tercio y tras brindar al público su labor muletera, llevo a cabo una excelente labor. Una faena en la que ambas manos se emplearon de firme en la perfecta ejecución de derechazos, naturales y de pecho, entre música y ovaciones. Mató de una gran estocada y pese a que el puntillero le levantó el toro, hubo premio de dos orejas para el gran torero de la isla. El cuarto es de Miguel Higueros y Rafael lo recoge con cinco verónicas y media muy toreras. Cumple el toro con los montados y llega a la muleta aplomado y enganchando mucho con sus escobillados pitones. Rafael está con él valiente y extraordinario como torero. No se cansa de estar en la cara del toro y le realiza una faena de gran mérito. Mata de dos pinchazos, pues el toro se le arrancó en varias ocasiones inopinadamente y por fin logra la estocada que mata sin puntilla. Gran ovación para Rafael Ortega que saluda desde el tercio. 
Este Miguel Báez Litri es un torero de tal valor que no cambia el color por mucho que sea el peligro que encierren los toros que tenga por delante. Su primero salió con la cara en las nubes, huido e intentando saltar al callejón. El de Huelva  lo saluda con seis verónicas de emocionante ejecutoria que le valen los primeros olés. El toro mansurronea con los montados y toma las cabales. Miguel inicia la faena con unos doblones por bajo en busca de ahormar la descompuesta cabeza de su enemigo, lo que no consigue. Pero como el onubense tiene casta, le realiza una vibrante labor muletera en la que se jugó la cornada en cada muletazo  pues el toro se le quedaba muy corto y con la cara alta, buscando con peligro. Más valiente que el toro, Miguel torea sobre ambas manos  entre ovaciones del público. La faena, de orejas, se queda sin premio pues tras la estocada, hubo de precisar de cinco golpes de cruceta para abatir a su enemigo. Escuchó una gran ovación que agradeció desde el tercio. Pero no podía la casta torera de El Litri salir de esta Pamplona apasionante y apasionada sin dar la medida de su valor, entrega y hombría y en el quinto toro de la tarde, de Higueros, un toro con peligro y que tiraba tornillazos impresionantes, dio la nota aguda con una faena eminentemente litrista. Fue una faena en la que Miguel se lo jugó todo en busca del triunfo. Y cortó la oreja del manso, tras pasaportarlo de una estocada y certero descabello, por lo que en ella había expuesto, porque en ella había toreado con ese sentido que de lo dramático posee este maestro, que ha estado soberbio de arrogancia y poderío. 
Una difícil prueba, una dura papeleta ha constituido la presentación en Pamplona de Sebastián Palomo Linares. Porque el chiquillo ha tenido enfrente los dos toros de peor condición del encierro. Un primero de Núñez que corta por ambos pitones y que va al bulto y un sexto toro de Higueros que, tras saltar al callejón acusó mucho peligro y sentido, emplazándose y queriendo coger al más pintado. Con tales enemigos el muchacho ha estado valiente y breve, pero como esto no era lo que esperaba este público, se han enfadado con él. La verdad es que a tal lote no le pega un muletazo ni el que inventó el toreo. Estuvo breve y hábil con la espada, pero como el desencanto fue grande, le pitaron en ambos toros. 
Hay que destacar la gran actuación  de Bojilla que lidió colosalmente al peligroso sexto toro. Una actuación plena de aciertos del gran peón granadino. Con los palos Luis González y Finito de Triana, teniendo el primero que saludar montera en mano tras dos pares imponentes. 
Y nada más, hasta aquí lo que ha dado de sí esta Feria del Toro pamplonica de 1966. Desde la capital navarra Curro Fetén, servidor, se despide de todos ustedes  deseándoles muy buenas noches.-