Palma de Mallorca 28 de abril de 1968

Triunfos meritísimos que hicieron que su nombre fuera pronunciado entre los aficionados con respeto y admiración.

 
Día 28 de abril de 1968
 
6 Toros de Juan Mari Pérez Tabernero Montalvo
 
- Antonio Chenel “Antoñete”
- Santiago Martín “El Viti”
- Manuel Benítez “El Cordobés”
 

EL CORDOBES, QUE REAPARECÍA, SALIÓ EN TRIUNFO EN UNION DE ANTOÑETE Y EL VITI. LOS TRES ESPADAS FUERON OREJEADOS.

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Mallorca, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.  28-4-68

     El máximo interés taurino del domingo estaba centrado en el acontecimiento que se celebraba en el llamado “Coliseo Balear” de Palma de Mallorca, en el que el revolucionario torero de Palma del Río reaparecía oficialmente en España, formando terna con Antonio Chenel “Antoñete” y Santiago Martín “El Viti” con una corrida de Juan Mari Pérez tabernero Montalvo. Y este interés que tenía el cartel torero se ha visto reflejado en la taquilla de forma inequívoca. Vuelve, pues a los ruedos con el mismo poder de masas que se traduce consecuentemente en una gran entrada pese a que por estas fechas Mallorca no anda muy sobrada de turismo.

     De los seis toros de Juan Mari, hubo de ser sustituido uno y en su lugar se lidió otro del hierro fraterno de doña María Lourdes Pérez Tabernero. Todos estuvieron muy bien presentados, pero acusaron genio y en muchas ocasiones mansedumbre, ofreciendo no pocas dificultades.

     Al primero de la tarde lo saludó el madrileño con unas verónicas que se jalearon. El toro, que salió suelto de los montados, llegó a la franela con poca fuerza, lo que hacía que se quedase corto. Pese a ello, “Antoñete” le llevó a cabo una torerísima labor muletera en la que el arte y fino estilo torero estuvo siempre presente, entre las generales muestras de contento de los aficionados insulares. Antonio toreó con suavidad y buen gusto, haciendo un toreo pleno de armonía y belleza que se premió con encendidas ovaciones. Un pinchazo y estocada con refrendo de descabello, acabaron con la res y hubo vuelta al ruedo para el maestro. Pero donde “Antoñete” alcanzó un éxito memorable fue en el lidiado en cuarto lugar, al que toreó de forma colosal con el capote en lances a la verónica primorosos y otros dos por delante para colocar a su enemigo en suerte para que recibiese dos varas, de las que salió suelto. Con la muleta llevó a cabo una completísima faena en la que el buen arte, el exquisito gusto por hacer el toreo que le distingue, brilló en todo momento. Y así el público tuvo ocasión de deleitarse con la maravilla de un toreo en redondo y al natural pleno de temple y armonía. Mató de una estocada con descabello y la plaza se cubrió de pañuelos y en medio de gran entusiasmo le fueron otorgadas las dos orejas de su enemigo, con cuyos trofeos dio celebrada vuelta al ruedo. Buen principio de temporada para el diestro madrileño.

     Venía Santiago Martín “El Viti” de la feria de Sevilla en la que había alcanzado dos triunfos meritísimos que hicieron que su nombre fuera pronunciado entre los aficionados de la ciudad de la Giralda con respeto y admiración. Está el diestro charro pleno de celo y afición, con el mismo sentido de la responsabilidad de siempre y con un sitio extraordinario ante los toros. Y lo ha demostrado en Mallorca ante dos enemigos a los que había que hacerles un toreo de cabeza, de sentido de la lidia y también de mucha exposición. Y Santiago ha toreado dentro de su línea de torero sobrio, sin alharacas, pleno de verdad. Con el capote ha bordado el lance fundamental de la verónica y las ovaciones han brotado de los atiborrados graderíos. Y con la franela en sus dos toros Santiago ha estado sencillamente magistral, lo mismo al torear sobre la derecha que al ejecutar con pureza y hondura el pase natural. Dos faenas en las que el salmantino ha puesto lo mejor de su arte y en las que se ha entregado en todo momento sin importarle que el toro le lamiese con los pitones los bordados del vestido. Seguro, sereno y firme ha pisado los ruedos como lo pisan las auténticas figuras del toreo. Y como con la espada se mostró dentro de su habitual buena línea de matador –un pinchazo, media y descabello en su primero y gran estocada en el quinto- se le otorgaron la oreja del segundo de la tarde y las dos del quinto del festejo, teniendo que dar triunfales vueltas al ruedo.

     Manuel Benítez “El Cordobés”, en esta corrida de su reaparición oficial, venía herido de la pierna izquierda por una becerra que días pasados tentó en su finca. Tenía un serio puntazo que al parecer traía un tanto infectado y le producía una fuerte inflamación en la pierna. Pero esto no es cosa que arredre al fenomenal torero de Palma del Río y como es hombre que sabe de responsabilidades, como conoce al dedillo a lo que le obliga su fama, vino a Palma de Mallorca para dejar constancia, una vez más, de que sigue siendo el mismo y cuando sale a una plaza sale dispuesto a triunfar o morir en el intento, pues no es de los que salen tarde tras tarde a “cortar el cupón” de pasadas glorias. No fue bueno el primero de su lote, si nos apuran, fue el más peligroso del encierro, pues fue un toro bronco y de descompuesta cabeza  que andaba al descuido para lanzar sus finísimas astas con ánimo de herir al torero. Manolo estuvo con él valiente hasta la temeridad, exponiendo más de lo aconsejable ante un toro que gazapeaba una barbaridad haciendo imposible el lucimiento para otro que no fuse Manuel Benítez, que a riesgo de salir enganchado, le hizo tomar la muleta sobre ambas manos aguantando las incómodas y peligrosas acometidas de la res. Un pinchazo, estocada y descabello pusieron fin al capítulo y los de siempre se enfadaron con el de Córdoba. Pero El Cordobés es siempre El Cordobés y no bien hubo pisado la arena el sexto, se plantó ante él y le instrumentó cinco verónicas y una revolera de remate que se acogieron con una gran ovación. Dos varas tomó el del campo charro y llegó a la franela del genio de Palma del Río, el cual, tras brindar al público, hincó las dos rodillas en tierra para iniciar su faena. Fue un momento de gran emoción. Se arrancó el manso con fuerza y Manolo le aguantó impávido, aunque se veía que el toro se lo iba a llevar por delante, como así ocurrió. Por fortuna, del trance solo salió con la taleguilla destrozada a la altura del triángulo de scarpa. Ni se miró, en un gesto de valor y de casta, echándose la muleta a la mano derecha, bordó unos pases en redondo enormes de temple y de mando que hicieron brotar gritos de entusiasmo en los graderíos. Y de ahí en adelante, la apoteosis de un torero genial y único, de una fiera que todo lo arrolla, de un torero que olvida todo dolor físico para entregarse en cuerpo y alma a su labor. Faena tremendamente emotiva, pero también llena de sentido torero, de temple y buen torear. Vinieron tras el toreo fundamental al natural y sobre la derecha, sus muletazos geniales, sus desplantes temerarios y toda la gama de su personal estilo torero. La plaza era un manicomio, Pero cuando el éxito grande estaba al alcance, un pinchazo, estocada y certero descabello, lo dejaron reducido en cuanto a trofeos se refiere a una sola oreja y hubo de dar una aclamada vuelta al ruedo recogiendo toda clase de prendas de vestir.

     Al final del festejo, “Antoñete”, “El Viti” y “El Cordobés” salieron de la plaza en triunfo, escoltados por una enorme ovación.

     Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-