LA CORRIDA "DALINIANA": EL TOREO Y EL PAN DE PICOS

LA CORRIDA “DALINIANA”
EL TOREO Y EL PAN DE PICOS
 
En Figueras, la bella ciudad del Ampurdán, se celebró una corrida en homenaje del genio pictórico de Salvador Dalí, que hizo de las suyas a lo largo de la corrida y al término de la misma. Dalí se colocó un pan de tres picos a manera de sombrero, saludó bastón en mano. Las antenas de sus bigotes respiraban de contento cuando, tras recoger el rabo que le arrojó Camino, se lo colocaba a su esposa Gala a modo de cola de caballo. Prendió fuego a un toro de simulacro, con fuegos de artificio en sus entrañas y resultó con el traje seriamente averiado al prenderse de un cohete escapado. Las gentes se divirtieron con sus cosas y los diestros Curro Girón, Fermín Murillo y Paco Camino le brindaron sus primeros toros. 
 
                     
       (Fermín Murillo conversa con Gala. Salvador Dalí posa entre Paco Camino y Curro Girón.) 
 

Tarde de Tramontana, fuerte viento del Pirineo y gran entrada. Curro Girón realizó en su primero, de Molero Hermanos,  una faena valerosa y porfiona, pues el toro se refugió en tablas y ahí hubo de ir a torearle, para despacharlo de una gran estocada. Al cuarto le toreó de forma superior a la verónica, le banderilleó entre ovaciones y le cuajó una excelente faena que mereció los honores de la música ya que el venezolano, muy centrado y torero, toreó superiormente por naturales, derechazos y pases de todas las marcas, para estocada que le valió dos orejas y rabo.

Fermín Murillo tuvo el lote menos apto para el lucimiento. En ambos peleó contra el viento y el pésimo estilo de sus enemigos, a los que realizó dos valerosas y expuestas faenas, que fueron premiadas con música y grandes ovaciones. Pero la espada no estuvo certera y lo que pudo ser triunfo de orejas, quedó en ovaciones.

Paco Camino dejó la impronta de su arte en unos lances maravillosos en los que el diestro de Camas toreó a la verónica de manera insuperable en sus dos toros. Con la muleta, dos grandiosas faenas, en las que la mano izquierda entró en funciones con un toreo al natural puro y auténtico que entusiasmó a propios y extraños. Mató a su primero dé estocada y hubo premio de dos orejas y rabo, y al sexto, de estocada y descabello, pero como quiera que el puntillero le levantase en tres ocasiones al toro, todo quedó en vuelta triunfal.

Tras una corrida seria y al uso, hubo regocijo popular a cargo del pintor de Cadaqués.

G. de Córdoba “El Ruedo” 12-8-1961