JOAQUÍN BERNADÓ

PRESENTACION DE JOAQUÍN BERNADÓ EN LAS ARENAS 
 
Barcelona, 4 de junio de 1954
Un gran matador de toros: Joaquín Bernadó 
 
Esto era lo que se escuchaba a la salida de la plaza de Las Arenas, donde había hecho su presentación ante sus paisanos. Escribo este comentario con la gratísima impresión que me ha producido toda la actuación del novillero catalán. Mucho había dicho sobre la personalidad y categoría artística de Bernadó, pero lo de hoy ha sido de locura. Qué manera de torear con temple, mando y sabiduría. Sin ningún género de dudas, la actuación más completa en lo que va de temporada ha estado a cargo de este muchacho.
 
Su capote y muleta parecen dormir ocho siglos de historia. Qué tranquilidad y aplomo imprime a todos los lances. Joaquín Bernadó es el torero de la lentitud, que hace que sus muletazos duren una eternidad. Estética asombrosa. Figura y movimiento de torero. Ni un mal paso. Ni un gesto feo. Ni un átomo de reparo que oponer a su labor. 
 
Cómo torearía con el capote, que le han tocado la música en dos ocasiones y ha tenido que saludar montera en mano. Hay que ver con qué elegancia y aplomo cargaba la suerte, cómo llevaba a los novillos toreados con una visión asombrosa de lo que debe ser la lidia de un toro. Dobladas sapientísimas, trincherazos, derechazos, naturales asombrosos, medios pases llenos de sabor y colorido… oro de ley. 
 
Su primer toro, que no era facilón, ha pasado una y otra vez tras la muleta de Joaquín embelesado por ella, movida por una mano maestra. Y a su segundo lo ha toreado cómo y dónde ha querido, siendo en todo momento dueño absoluto de la situación y el que imperaba con su saber y arte en la plaza. La espada le ha privado del corte de orejas en su primero, pero ha dado dos vueltas al ruedo entre el auténtico entusiasmo de los concurrentes. Y en su segundo, tras pinchar muy bien, le cortó la oreja en medio de una gran ovación y fue sacado de la plaza en hombros en una de las salidas triunfales más sinceras de lo que va de temporada. 
 
Juanito Gálvez, en su primero, ovación con saludos desde los medios. En su segundo fue premiado con una oreja, saliendo seguidamente de la plaza por tener que torear el domingo en el Puerto. Fue despedido con una gran ovación. 
 
Rafael Pedrosa Llega al público y gusta, porque en verdad tiene valor como para acabar con la guerra, ha dado vuelta al ruedo en su primero, porque lo atravesó con la espada, que si no le hubieran dado la oreja que el público pedía. Alcanzó idéntico premio en su segundo, siendo sacado al final en hombros en unión de Bernadó. 
 
Los novillos de don Bernardino Jiménez, con mucho genio pero cumplieron, pese a que algunos salieron huidos y haciendo cosas de mansos. 
 
Con capote y banderillas destacó Andrés del Campo y Cantito y también Bulnes, Montilla y Granito. Por los de aúpa, el Rubio.
 
TENDRÁ CATALUÑA POR FÍN UNA GRAN FIGURA DEL TOREO? 
 
Parece que la afición catalana va a ver premiados sus desvelos y constancia con la consagración de un chaval de esta tierra, en una auténtica figura del toreo. Todo aquel que haya tenido la suerte de ver alguna vez a Joaquín Bernadó, puede dar fe de mis palabras. Joven, muy joven aún, en esa edad en que los chiquillos gustan de jugar al toro, Bernadó se juega la vida y el bienestar sin darle la menor importancia. Pero también es verdad que no lo hace como los otros, con un aire de soberbia mal comprendida y guiado por afán de fortuna. Él piensa en el toreo nada más que como un arte al que consagra todo el entusiasmo de su prometedora juventud. Por su posición económica no se podrá decir que vino a la fiesta por una ambición de lucro. Vino por el impulso de una vocación irrefrenable y en posesión de un estilo impregnado de las más puras esencias del bien torear. 
 
A los que han conocido al inolvidable manolo Bienvenida, a todos los que formaron en sus filas como partidarios incondicionales, les brindo a este Joaquín Bernadó como un torero de esa escuela llena de ricos matices y deslumbrante colorido. Aun siguiendo el estilo del gran Manolito Bienvenida, es un torero de arrebatadora personalidad, porque en él todo es nuevo, único y si le hemos reconocido dentro de la influencia de los “Bienvenidas” ha sido por la forma purísima de hacer el toreo.
 
Pero no es Bernadó  únicamente torero de recia personalidad. Es un torero con clase. Capote y muleta se mueven en sus manos con la gracia y la elegancia de líneas que sólo saben imprimir a las suertes las auténticas figuras del toreo. Es pues Bernadó una figura del toreo, que está a la espera de la próxima temporada para su consagración definitiva. Y el tiempo será el encargado de verificar nuestras palabras.