Feria de Plasencia 8 y 9-6-65

 

 "Una superior estocada que dejó cesante al puntillero..." 

 

Día 8 de Junio de 1965

   6 Toros de Cerroalto
   - Diego Puerta
   - Paco Camino
   - El Viti

DOS OREJAS PARA DIEGO PUERTA Y DOS Y RABO A PACO CAMINO

Comentario a la primera corrida de toros de la feria de Plasencia, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.

     La fuerza que en todas partes del solar hispano tiene la fiesta de los toros nos hace venir a esta bella ciudad de Plasencia para ser testigos presenciales de los acontecimientos taurinos que con motivo de sus fiestas y feria en ella se celebran.

     Y en la primera corrida de su afamada feria, un cartel de umbo y tronío. Un cartel que colma los deseos de los aficionados: Diego Puerta, Paco Camino y El Viti, con un encierro de Cerrolato, de Cembrano Hermanos, ganaderos triunfantes el año pasado en esta plaza.

     Y la fiesta cobra brillo, relieve e interés inusitado con la triunfal actuación de Diego Puerta en sus dos toros. Un triunfo rotundo, memorable. Un éxito grande del torero de San Bernardo que sigue en esa línea ascendente de exacta torería y de valor insuperable. Y Diego enloquece a los aficionados con su toreo alegre, florido, pinturero y artista y con ese toque emocional que el gran torero sabe imprimir a sus faenas. Le han aclamado al torear con el capote en sus dos toros a los que ha sabido prender con garbo indudable, con temple alado en verónicas y chicuelinas que han alborotado el cotarro. Sus dos faenas han sido otras tantas demostraciones de su personal manera de sentir e interpretar el toreo. Dos faenas en las que el valor ha marchado del brazo del arte más depurado y de la más exquisita ejecución de las suertes. Y todo esto, con un lote nada fácil -un primero toro mansurrón y con genio y un segundo que se ponía por el derecho con peligrosidad- Pero como Diego es un torero que se ha encontrado a sí mismo, como es un torero olvidado de complejos y vicios de antaño y ha vuelto a sonreír en su toreo y en su vida, ha logrado que los aficionados se entregasen a su valor y a su arte y le aclamasen entusiásticamente en sus dos toros. Media estocada fue suficiente para pasaportar a su enemigo y paseó entre el delirio del público las dos orejas del de Cembrano. Al cuarto lo pasaportó de un gran pinchazo y una superior estocada que dejó cesante al puntillero. Y nuevamente paseo por el ruedo mostrando la oreja que le fue otorgada. Una gran tarde de Diego Puerta.

     El primer toro de Paco Camino llegó al trance final acusando manifiesta invalidez, rodando por el suelo al menor esfuerzo y eso que Paco lo cambió con una sola vara. Unos muletazos suaves, que inútilmente pretendían hacer revivir al toro y como nada había que hacer, a matar. Lo que logra de media buena y descabello oportuno. Pero en el quinto, no bien hubo saltado su enemigo a la plaza, requirió la batuta torera de su capote embrujado y toreó de forma portentosa a la verónica, dando a los lances fundamentales un sabor insuperable. El toro tomó bien dos puyazos y Paco se dispuso a deleitarnos y deleitarse con una sinfonía torera de insospechados acordes. Aquello era más que bordar el toreo, era hacerlo medida y ritmo, compas exacto. Y entre la brillante sinfonía, brotaban los derechazos de templado y largo trazado, muletazos en los que llevaba al toro muy toreado, embarcado superiormente. Iniciando y rematando los pases con la medida exacta. La pierna ligeramente adelantada, el pecho acompañando la suerte y el juego asombroso de la muñeca que mandaba al toro a donde quería el torero para volverle de nuevo a recoger en ella y hacerle ir por el carril que le trazaba una y otra vez hasta rematar las series haciendo que el toro pasase por el tobogán de los pases de pecho de pitón a rabo. Y la mano izquierda de Paco Camino, que da medida justa del más depurado toreo al natural, de muleta pura y tersa, de lentitud extrema, de temple increíble. Cómo sería la faena, que pese a matar de pinchazo estocada y descabello, la plaza, que había vibrado con la verdad de su toreo, demandó y obtuvo los máximos trofeos para el triunfador, que paseó por el ruedo las dos orejas y el rabo de su enemigo, en medio de las mayores demostraciones de entusiasmo.

     Santiago Martín El Viti, se lleva el lote más incomodo del encierro de Cerroalto. Dos toros de contraestilo. Dos toros de esos que nada cabe hacérseles salvo la lidia eficaz y ordenadora capaz de vencer las coladas y descompuestas acometidas de las reses. Pero El Viti no es torero que se dé por vencido así como así y antes intentó todo, absolutamente todo y salió sin descomponerse del trance, mandando siempre en la situación. Con el capote toreó a sus dos toros de forma impresionante, siendo las verónicas de salutación a ambos motivo de alboroto en los tendidos. Mató a su primero de pinchazo y estocada y al que cerró plaza de tres pinchazos y una entera de buena ejecución. Su maestría había salido triunfante del difícil lote.

Diego Puerta y Paco Camino salieron en triunfo de la plaza. El encierro de Cerroalto dio el juego que queda reflejado en este comentario.

     Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-

Día 9 de Junio de 1965
 
6 Toros de Herederos de Carlos Núñez
   - Jaime Ostos
   - Andrés Hernando
   - Manuel Benítez El Cordobés

TRES OREJAS PARA ANDRÉS HERNANDO, DOS Y RABO AL CORDOBÉS Y DOS OREJAS PARA JAIME OSTOS.

Comentario a la segunda y última corrida de toros de Plasencia, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.

     Nuevamente se ha puesto el cartel de no hay billetes. El segundo festejo de la feria tenía atractivos indudables para ello. Un encierro bien presentado, con cuajo, de los herederos de Carlos Núñez y los tres espadas mencionados en el encabezamiento de este comentario.

     Jaime Ostos ha luchado con el peor lote del encierro. Su primero fue un manso que salió del caballo coceando y suelto y el cuarto saltó en dos ocasiones al callejón Al que abrió plaza lo saludó en dos ocasiones el astigitano con unas vibrantes verónicas que ligó a unas chicuelinas de apreturas asustantes y que se acogieron con olés y una ovación final. El toro llegó a la muleta poniéndose peligrosamente por el pitón derecho. Jaime está valentísimo con él y le torea superiormente con naturales muy logrados que pusieron la música en marcha. Mató de pinchazo, estocada y tres golpes de cruceta y escuchó una gran ovación, negándose el espada a dar la vuelta al ruedo como le pedía el público. Al cuarto que como queda dicho saltó en dos ocasiones al callejón, le realizó una excelente labor muletera compuesta de pases de gran temple y mando que entusiasmaron muy justificadamente al público. El gran torero de Écija, muy seguro y firme en su quehacer, toreó con reposo y extraordinario arte por redondos, naturales y de pecho, molinetes y airosas giraldillas, entre el griterío consiguiente de los aficionados que le aclamaban.  Una faena muy torera, justa y medida en la que nada faltó y de la que nada sobró. Una faena de figura del toreo. Una labor muletera de esas que Jaime Ostos prodiga y en las que no se sabe qué admirar más, si el valor desplegado en su ejecución o si la maestría de su desarrollo. Esta vez la espada coronó la obra torera y cuando finiquitó a su enemigo de una gran estocada, paseó por el ruedo las dos orejas del de Núñez, en tanto se pedía fuertemente que le otorgase la presidencia el rabo del toro. Un gran éxito.

     Y Andrés Hernando, cada día más empeñado, con más deseos de abrirse paso, de consagrarse en figura del toreo. No le importa al pequeño gran torero segoviano la plaza que pisa. Le importa sólo y exclusivamente su sentido de la responsabilidad, la certeza de que cada triunfo suyo, cada éxito es un aldabonazo fuerte y resonante a las puertas de la fama definitiva, al derecho de llamarse y ser llamado figura del toreo. Esta tarde ha lucido extraordinariamente con el capote en verónicas de cargada ejecución, así como pintureros quites de delantal y por chicuelinas. Las ovaciones atronaron el ambiente y es que el aficionado, el público todo está con este Hernando que se empeña, digna y noble actitud, en demostrar tarde tras tarde que es un torero de cuerpo entero. Su sentido de la responsabilidad es digno de loa. Mucho se juega mañana en Madrid en la tradicional corrida de la Beneficencia, pero no ha dudado ni un solo momento en jugarse la vida esta tarde en Plasencia, sin tener en cuenta que además se estaba jugando una carta importantísima para su consagración definitiva. Con la muleta ha estado en sus dos toros impresionante de valor y torería, cuajando dos faenones de época entre sones de pasodoble torero y contínuo jalear de la multitud entregada a su valor y arte personalísimo. Y así llevado por su casta, templada en el lento discurrir de la tela torera, ha toreado superiormente sobre ambas manos, cuajando dos faenas torerísimas. Mató a su primero de dos pinchazos y estocada y se le premió con las dos orejas y el consiguiente paseo a la redonda. Al quinto le cortó una oreja tras liquidarlo de pinchazo y media muy buena. Y mañana a Madrid, donde en la corrida de la Beneficencia puede dar una grata sorpresa. Y que así sea.

     El Cordobés ha formado uno de sus clásicos tacos en el primero de su lote. Ovacionado con el capote en verónicas y chicuelinas, con la muleta ha llevado a efecto una vibrante y emocionantísima faena. La plaza era un auténtico manicomio cuando Manuel Benítez, zapatillas clavadas en la arena se ha pasado a su enemigo con apreturas asustantes por ayudados, derechazos, naturales, de pecho, molinetes y toda clase de pases de su extenso repertorio. El de Palma del Río pisa un terreno prohibitivo, aguanta y espera a los toros más que nadie y además, los prende en la muleta y los lleva y trae a su antojo, dándoles salidas increíbles. Otro tacazo más de El Cordobés que ha vuelto a enloquecer al público que ha seguido toda su actuación puesto en pié. Torear así, como lo hace el Cordobés, pone el corazón en un puño. Mató de media y una entera y se le otorgaron las dos orejas y el rabo de su enemigo, recorriendo con los máximos trofeos el ruedo, en medio del delirio del público. El sexto es un toro de sentido, que hace una desconcertante pelea en varas, pues unas veces aprieta con codicia y otras se quita el palo con suprema facilidad. No hubo forma de echarle abajo la cabeza al toro, que hizo una pelea bronca. No obstante, cono El Cordobés no es torero al que le importen tales defectos, expuso lo indecible al torear tanto con la derecha como al natural en una breve faena, regularmente rematada con el acero.

     Y nada más, con decir que los toros de los herederos de Carlos Núñez dieron el juego que queda reflejado en este comentario, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches y se despide de todos ustedes hasta mañana a esta misma hora.