EL TRIANERO 10-7-1958

“EL TRIANERO” LA ALTERNATIVA DEL NO HAY BILLETES

Barcelona 10 de julio de 1958

En taquilla, el cartel de “No hay billetes” y en la Plaza Antonio Ordóñez, Antonio Borrero, “Chamaco” y Juan González Jiménez, “el Trianero”, que toma la alternativa.

Se da suelta al primero de Benítez Cubero, cuyo nombre —datos para la Historia— es “Dentista”, está marcado con el número 13 y es negro, zaino de capa.

“Trianero” llega al doctorado en plena madurez de su carrera artística. Es sabido que muchos toreros, al dar paso tan decisivo para su carrera, entran en un hache del que difícilmente logran salir. Al Trianero no le ha pasado eso, y no le ha ocurrido porque no era el novillero rabioso, que, precipitado por un afán desmesurado de lucro, llegaba al escalafón superior con ánimo de explotar una especialísima y favorable circunstancia. Juan Jiménez es matador de toros desde el primer día que ciñó la taleguilla, porque en todo momento su inteligencia, su maestría, su buen arte y su valor le dieron categoría. Hoy ha triunfado clamorosamente al lado de dos grandes figuras de la fiesta. Torear y no dar paso ha sido lo que ha hecho El Trianero. Y para que la reválida fuera más difícil y, por tanto, su triunfo más clamoroso y legítimo, tuvo que luchar con dos toros de muy diferentes estilos. El primero, que le echaba la cara arriba, hasta que le ahormó la cabeza, y el segundo muy quedado y muy difícil de torear por esta circunstancia, y al que le sacó, a fuerza de porfiarle tesoneramente, muchos y buenos muletazos.

Tarde redonda, cumbre, de un matador de toros nuevo, con arte luminoso, cabeza torera y valor sereno. Sería inútil enumerar los pases de sus dos faenas; el hablar de la hondura y clasicismo de su pase natural; de la profundidad del de pecho y de las alegres pinceladas del adorno. Música, ovaciones y oles fueron formando el marco triunfal de su labor, la cual, al ser rematada en su primero de un pinchazo y una hasta el puño, refrendada con la oreja y vuelta triunfal y al terminar con el sexto de un pinchazo y media estocada, escucha una gran ovación, mientras da dos vueltas al ruedo en hombros de los entusiastas. Una feliz alternativa.

         

Antonio Ordóñez, aun sin cortar oreja, ha sido otro de los triunfadores de la jornada. Su primero era lo que se suele decir un «esaborío», que no se prestaba al lucimiento. Antonio lo toreó magníficamente a la verónica, y con la muleta, tras unas dobladas iniciales, le enjaretó unos con la derecha de largo trazo. Pero el toro estaba muy descompuesto, y si bien tomaba bien la muleta tres o cuatro veces, en seguida volvía a querer coger. Ordóñez dio un curso de lo que es la lidia de un toro para la preparación de la estocada final.

Fueron unos pases por bajo tan medidos, tan exactos, que entusiasmaron a los espectadores e hicieron sonar la música. Dos pinchazos y estocada hasta la mano y ovación al canto. E1 cuarto toro de Benítez Cubero no embestía bien y se te cruzaba al torero, pero éste, llevándole muy toreado desde largo, abriendo, el compás, o mejor dicho, adelantando la pierna contraria en el momento del embroque cinceló seis lances verdaderamente magníficos. Y ante el entusiasmo de los aficionados otra serie de seis lances con los pies juntos, que hacen poner al público en pie y a la música en marcha. Al quitar por chicuelinas lentas y armoniosas se1 reproducen los clamores. El torero recogió montera en mano las ovaciones que se le tributaron. Chamaco intenta quitar con el “mariposa”, pero cae ante la cara del toro, salvándolo de un ferio percance el capoto oportuno de Ordóñez. Y después, con la muleta, una de esas grandes faenas que viene realizando esta temporada. Derechazos, naturales, pases de pecho, de costado y dos cambiados asombrosos. Pero cuando todo marchaba hacia el éxito de clamor, pincha cinco veces antes de que agarre la estocada, quedando en vuelta al ruedo triunfal lo que debió ser corte de los máximos trofeos. Pero eso sí,  hay que hacer constar, cosa rara hoy, en cada pinchazo, todos en hueso, de magnifica ejecución, fueron subrayados con otras tantas ovaciones.

“Chamaco” ha vuelto a triunfar en Barcelona. Con el capote ha toreado muy requetebién a la verónica y por chicuelinas galleando que le valen una atronadora ovación, lleva al toro con maestría al caballo, y el fervor de sus partidarios y el de los que no lo son acompañan con la música su faena muleteril. Faena chamaquista con buen toreo sobre la derecha y al natural, con sus pases encadenados, con sus personalísimos adornos sus desplantes y su personalidad inconfundible. Pinchazo y estocada y dobla el toro certeramente herido. Dos orejas y vuelta al ruedo con una verdadera lluvia de flores.

En el quinto de la tarde vuelve a escuchar música en su faena, de muleta, porfiona y valiente, a un toro muy quedado. Se luce al torear sobre la derecha, naturales y manoletinas, pero no tiene suerte al matar y se queda el premio en una ovación trufada con los pites de los “antis”, que son, en definitiva, tos qué dan categoría y dinero a tos toreros.

Los de Benítez Cubero no ofrecieron serias dificultades, pero tampoco formaron un buen encierro, pues fue una corrida muy deslucida, que si bien dio aparente* mente buen juego fue por el ánimo que pusieron los toreros. Fueron sosos, aunque la verdad, no ofrecieron peligro.

G. DE CORDOBA "El Ruedo"