Corrida de la Prensa 5 de julio de 1962
Una vez más Pepe Moros, que era traficante en cueros, tuvo razón. Hubo toreros, Jaime Ostos, El Viti y Andrés Vázquez, pero no hubo toros. La invalidez de los de Samuel Flores echó al traste la afamada corrida de la Asociación de la Prensa.
Ya empezó la cosa con el primer enemigo de El Viti que hubo de ser devuelto por cojo. Después también el cuarto se lidió entre grandes protestas por idéntico defecto y en el quinto se llegó a la apoteosis de la protesta general al salir también cojo el sobrero de la Sra. Viuda de don Alicio Tabernero de Villanueva de Cañedo. Se retiró dicho sobrero y saltó a la arena otro de igual vacada que también fue retirado por dicho y repetido motivo y por fin, salió uno de Manuel Arranz que dio tan poco juego como todos los lidiados. Con este género de inválidos y con el pésimo juego que dieron los otros a la hora de la muleta, los toreros, valientes y decididos en todo momento, poco o nada pudieron hacer.
Un lote malo y sin lucimiento posible correspondió al de Écija que estuvo valiente y torero con él. A su primero que se quedaba muy corto, defecto de toda la corrida y que no vamos a repetir para no cansar, le expuso lo indecible y a su segundo, lidiado entre una gran bronca por no ser retirado, lo toreó muy bien sobre la mano izquierda en unos naturales que el enfado del público no supo apreciar. Mato pronto y bien y escuchó una ovación tras pasaportarlo mientras se abucheaba a la presidencia. Nada se podía hacer con tal género. Le tenemos anotado un precioso quite al delantal que fue largamente jaleado. Vito y Luis González, como siempre, fueron ovacionadísimos al prender banderillas.
El Viti ha sufrido dos cogidas escalofriantes. La primera al dar la primera verónica de saludo a su primero, que fue devuelto. Por fortuna, no ocurrió nada. Y la segunda, al pasar de muleta al quinto de Arranz, se salvó de verdadero milagro. Después, unos lances a la verónica hasta que sus enemigos se agotaron y dos estocadas, precedidas de pinchazo ambas, en las que el de Vitigudino confirmó su clase de figura del toreo. Con enemigos como los de hoy no se puede pedir más que estar valiente y Santiago lo estuvo y mucho.
Andrés Vázquez, al igual que sus compañeros, estuvo valiente y decidido. A su primero le toreó bien con el capote y le realizó una valerosa faena que fue justamente jaleada pues en ella, a más de valor a toda prueba, hubo buenas formas en un toreo sobre la mano derecha muy logrado. Pero la espada, al pinchar antes de lograr la estocada, dejó la cosa en petición de oreja y ovación. En el que cerró plaza estuvo igualmente valiente pero sin suerte con el acero. Y es, señores, que cuando las cosas se tuercen por mor del ganado, no hay quien las enderece.
Y por hoy nada más, hasta mañana a esta misma hora, les deseamos muy buenas