Córdoba Feria 25 y 26 de mayo de 1968

 

 

 

FERIA DE CÓRDOBA

 

 

Cuando se quiera hablar de toreros largos, poderosos y artistas, habrá que ir hablando de Ángel Teruel.

Día 25 de mayo de 1968
 
6 Toros de Salvador Guardiola
- Diego Puerta
- Manuel Benítez “El Cordobés”
- Ángel Teruel
 

TRES OREJAS PARA ANGEL TERUEL QUE SALE DE LA PLAZA EN HOMBROS. DIEGO PUERTA FUE PREMIADO CON UNA OREJA.

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Córdoba, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 25-5-68

     Se puso el cartel de “no hay billetes” como es norma y tradición en cuantos festejos torea Manuel Benítez El Cordobés, reforzado esta tarde con la presencia de Diego Puerta y Ángel Teruel, dos de los triunfadores de la feria sevillana y el san isidro madrileño.

     Los toros de don salvador Guardiola dieron pocas ocasiones al lucimiento de los espadas alternantes, que tuvieron que luchar contra la mansedumbre y deslucido estilo de las reses, que pelearon regularmente con los montados y llegaron con corta acometida al tercio final, echando la cara arriba y defendiéndose. Hubo uno, el tercero de la tarde, que dio buen juego y al que se le dio la vuelta al ruedo, honor fuera de lugar, ya que el toro solo tomó una vara.

     Diego Puerta ha estado durante toda la tarde hecho un coloso de valor. Poco le han ayudado los guardiolas, pero el espada sevillano llevado de su casta y raza de torero temperamental, les ha expuesto una barbaridad a los dos, logrando que el público se le entregase sin reparos.

     A su primero le saludó con unas buenas verónicas en las que dejó la impronta de su arte sevillanísimo. Tres varas tomó la res, saliendo suelta de la primera y mostrándose codiciosa en las otras dos, la faena fue un dechado de valor, arte y gallardía. El de San Bernardo, haciendo alarde de su casta y arte, cuajó un muleteo pleno de arrogancia en el que templó y corrió la mano de forma magistral, pese a que su enemigo quería quedársele corto. Fue una faena meritísima que se aclamó unánimemente y que mereció mayor premio de la petición de oreja y vuelta, cuando pasaportó a su enemigo de media estocada y certero descabello. Ni que decir tiene que la presidencia fue pitada por no otorgar el trofeo. El cuarto de la tarde salió echando las manos por delante y escarbando. Dos varas tomó saliendo suelto y llegó a la muleta corto y quedándose en mitad de la suerte. La faena del sevillano tuvo la feliz iniciación de unos muletazos por bajo en los que metió superiormente a su enemigo en la franela para, ya domeñado, realizar una completa labor con pases de todas las marcas que entusiasmaron, destacando unos naturales con remate de pecho y circulares plenos de temple. Pese a matar de estocada atravesada y descabello, se le otorgó una oreja con petición de otra y triunfal vuelta.

El Cordobés era esperado con la natural expectación, pero no ha tenido el de Palma del Río material adecuado para el lucimiento en los dos toros de acusado genio y mansedumbre de Guardiola.  Con reses que se le quedaban en mitad de la suerte y le buscaban con peligro, no ha tenido más remedio que recurrir al socorrido aliño, cosa que por otra parte era lo que las reses precisaban, pero la masa de admiradores y detractores que El Cordobés tiene en Córdoba, como en cualquier parte, quieren ver siempre al huracán Benítez, sin importarles nunca las condiciones de los toros que tiene enfrente. Él es un genio y la multitud le exige al máximo sin tener en cuenta las dificultades. Mató a su primero de pinchazo, media y dos descabellos y al quinto de una entera y hubo pitos en abundancia para Manolo.

     El triunfador rotundo de la tarde fue el madrileño Ángel Teruel. El diestro de Embajadores sigue su marcha ascendente hacia la cumbre del toreo. Esta tarde, Córdoba se ha rendido a su suprema calidad de toreo grande, al sentido de toreo auténtico y al temple maravilloso de su capote y muleta. Ha sido la suya una completísima labor en sus dos toros a los que ha toreado con el capote de forma colosal y con la franela con gusto admirable. Cuando se quiera hablar de toreros largos, poderosos y artistas, habrá que ir hablando de Ángel Teruel, que torea como los que mejor, pero con un sentido y una autenticidad que le hacen ser único. Lo que ha llevado a cabo con el primero de su lote quedará para el mejor recuerdo de los aficionados cordobeses. Templando y llevando superiormente toreado a su enemigo, iniciando y rematando los muletazos a la perfección, con un gusto extraordinario, ha cuajado tandas de muletazos en redondo y al natural, pases de pecho, ayudados y adornos que han entusiasmado y como remate, una gran estocada que ha matado sin puntilla. La plaza se ha cubierto de pañuelos y entre el clamor unánime de la multitud, se le han otorgado las dos orejas, con fuerte petición de rabo y ha tenido que dar dos triunfales vueltas al ruedo para corresponder al fervor de los aficionados. En el que cerró plaza, un toro de tarda y corta acometida, ha triunfado por todo lo grande. Su labor muletera la inició con tres muletazos sentado en el estribo para continuar toreando con superior arte por derechazos, naturales y toda clase de muletazos, plenos de sabor y sabiduría entre el general alborozo de las gentes que llenaban la plaza. Mató de una gran estocada, se le premió con una oreja, petición de otra y triunfal salida en hombros por la puerta grande.

     Y por hoy nada más, hasta mañana a esta misma hora en que estaremos con ustedes desde Córdoba, muy buenas noches a todos.-

 
Faena de belleza extraordinaria en la que no sabe el crítico con qué quedarse, si con el sentido de la lidia que presidió toda ella o con la calidad que tuvieron los pases que ejecutó con su habitual maestría sobre ambas manos.
 
Día 26 de mayo de 1968
 
6 Toros de Sorando/Higueros
- Antonio Ordoñez
- Palomo Linares
- Fernando Tortosa
 

DOS OREJAS CON SALIDA EN HOMBROS PARA PALOMO LINARES. SINFONIA INCOMPLETA DE ANTONIO ORDOÑEZ.

Comentario a la segunda corrida de toros celebrada esta tarde en Córdoba, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-

     Ha sido una pena que el maestro de Ronda, Antonio Ordóñez, no haya tenido fortuna con el acero en el cuarto de la tarde. Y decimos esto porque de haber estado más acertado, la labor completísima y torera del mago de Ronda hubiera pasado a los anales de la nueva plaza de toros cordobesa como una de las más logradas que en ella se han hecho. En su primero, un toro mansurrón que llegó a la muleta probón y tardeando, Antonio ha estado en su faceta de lidiador poderoso, de recursos. Porque de no haber sido un torero de su capacidad y conocimiento, el toro de acusado genio y temperamento, que salió suelto de los montados y se quiso quitar el palo, hubiera sido muy difícil dominarlo. Pero esto, claro está, no aconteció con el rondeño, que tras meterse con su enemigo en unas dobladas magistrales, logró sacarle a fuerza de poderío y mando, varias series de muletazos que se jalearon cumplidamente, premiado con música y oles. Pero está visto que esta tarde no sería la del Antonio Ordóñez de fácil espada y por el acero en tres pinchazos y estocada se le marchó la oreja que su capacidad de torero había ganado sobradamente, quedando la cosa en una gran ovación con saludos. Pero donde el de Ronda brilló en todo su esplendor, fue en la fabulosa lidia que hizo al cuarto de la tarde, un toro manso que de salida escarbó, se quiso volver a los corrales y al que solo le castigaron con una vara. Y ahí, con ese toro, Antonio dictó su fantástica lección torera en unas verónicas de temple insuperable y en una faena plena de armonía, ritmo y grandeza. Una de esas faenas del rondeño en las que el temple brilla y el mando va hermanado con la majestad en el hacer, concebir y ejecutar los pases fundamentales con un gusto exquisito. Faena de belleza extraordinaria en la que no sabe el crítico con qué quedarse, si con el sentido de la lidia que presidió toda ella o con la calidad que tuvieron los pases que ejecutó con su habitual maestría sobre ambas manos. La sinfonía de pases en redondo, naturales de cargazón y temple definitivo, los muletazos de pecho, los desplantes torerísimos y justos, era merecedora de todos los honores, pero la espada, al no hacer el toro nada por él en la suerte suprema, le robó los trofeos que a ley había ganado sobradamente. Seis pinchazos, media estocada y un par de descabellos, no mermaron el entusiasmo de los cordobeses por tan bella obra torera y cuando al fin rodó el toro, hubo petición de oreja y triunfal vuelta al ruedo. La sinfonía torera había quedado incompleta, pero no el sabor y el regusto de una memorable faena. Al final del festejo, el rondeño fue despedido con una gran ovación.

     El segundo de la tarde es otro manso que sale suelto de los montados y llega a la muleta haciéndole ascos al engaño, queriéndose ir. A este toro Palomo linares lo toreó superiormente con el capote en lances a la verónica que se jalearon con fuerza. El trasteo muleteril del mozo de Linares estuvo pleno de arrogancia, de buen sentido torero, en unas dobladas poderosas y en una torerísima labor muletera, en la que hubo pases de extraordinaria finura que se jalearon y fueron acompañados por la música. Mató de pinchazo y estocada caída y esto le privó de la oreja, pese a que se pidió con fuerza. Palomo dio aclamada vuelta. Fue en el quinto donde el muchacho dijo aquí hay un torero y un hombre. Fue un manso y cobarde animal al que por no dejarse picar se condenó a banderillas negras y llegó por tanto a la faena sin castigar. Con este toro de auténtico peligro y descompuesta arrancada, Palomo Linares estuvo francamente fenomenal, al realizarle una faena llena de gallardía y de entrega constante, sin importarle el peligro que el manso ponía en cada arrancada. Al mal estilo de la res se opuso el excelente estilo del torero, su corazón y su genio y así fue como la plaza vibró de entusiasmo por una faena de valor y arte en la que el muchacho empleó ambas manos en tandas de superiores muletazos. Pases en redondo y al natural plenos de hondura, en los que corrió superiormente la mano, llegando a dominar a su difícil enemigo. Media estocada bien puesta hizo rodar al manso y hubo premio grande de dos orejas, petición de rabo y triunfal vuelta al ruedo con salida final en hombros de la plaza. Un gran éxito de palomo linares que confirma así su gran cartel en Córdoba.

     Fernando Torres tuvo dos toros de difícil condición a los que el muchacho expuso lo indecible mostrándose valiente y torero hasta donde las dificultades de sus dos mansos y deslucidos enemigos permitían y si nos apuran, hasta algo más. Por su primera faena, valentísima que remató con una estocada superior, se le obligó a dar la vuelta con petición. Al manso lidiado en último lugar, lo pasaportó de una entera, tras exponerle sobre ambas manos en una porfiona labor muletera. Fue ovacionado.

     Se lidiaron dos toros de Sorando, primero y tercero y cuatro de Higueros, todos mansurrones y con acusado peligro. El de Higueros, lidiado en quinto lugar, fue condenado a banderillas negras como queda dicho.-