BURGOS CORRIDA EXTRAORDINARIA 16-SEPTIEMBRE-67

Valía la pena este viaje a Burgos desde las tierras salmantinas. El cartel era prometedor de grandes cosas y con la idea de que seríamos testigos de un acontecimiento memorable, llegamos a la ciudad del Cid mediada la mañana

 

16 de septiembre de 1967:Toros de Antonio Pérez Montalvo para El Viti, El Cordobés y Ángel Teruel-

 

CLAMOROSOS TRIUNFOS DE EL CORDOBES Y ANGEL TERUEL EN CORRIDA EXTRAORDINARIA
 
Comentario a la corrida de toros extraordinaria celebrada esta tarde en Burgos, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 16-9-67
Valía la pena este viaje a Burgos desde las tierras salmantinas. El cartel era prometedor de grandes cosas y con la idea de que seríamos testigos de un acontecimiento memorable, llegamos a la ciudad del Cid mediada la mañana. Se respira un ambiente de fiesta grande. No era aconsejable, según los que siempre quieren saber de estas cosas del toro, dar esta corrida de Burgos. En estas tierras, las gentes no suelen ir a los toros nada más que por ferias y no era recomendable que se montase este festejo cuando septiembre anda montado sobre su mitad. Pues bien, se ha dado la corrida pasado el día 15 y además se ha celebrado un sábado no feriado y la plaza ha registrado un llenazo inesperado para los que no quieren creer en la fuerza de estos tres nombres toreros, Santiago Martín El Viti, Manuel Benítez El Cordobés y esa nueva y sólida figura del toreo que es Ángel Teruel. Los toros son de la casa de don Antonio Pérez Montalvo y uno lidiado en quinto lugar, perteneciente al hierro paterno de AP. Una corrida muy bien presentada, fina de lámina, que dio en su conjunto buen juego, salvo el lote del torero charro, que lucha en primer lugar contra la sosería y falta de clase de su primero y tiene por segundo enemigo un toro carente de fuerza en las manos, lo que hace que doble repetidamente y ruede por los suelos. 
 
Con tal lote, Santiago se ha mostrado siempre dentro de una línea de torero poderoso y dominador, templado y seguro, salvando con maestría y arte la deslucida condición de su lote y hasta logrando momentos de gran brillantez en el toro que abrió plaza, en el que se hizo ovacionar al torear templadamente por verónicas y al llevar a cabo una excelente faena. Pese a la sosería y corta acometida de su enemigo, a fuerza de llevarle muy bien toreado, ha cuajado una meritoria labor muletera que le ha valido música y olés. Una media estocada dejó para el arrastre al del campo charro y El Viti escuchó una gran ovación con saludos. Al cuarto lo toreó también a la verónica colosalmente, siendo premiado con una gran ovación al rematar la serie de lances con una media de clásico estilo. El toro, que tomó dos varas, llegó al tercio final con poca fuerza, doblando las manos y rodando por los suelos al menor esfuerzo. Santiago se mostró con él todo lo buen torero que es y con temple y mimo, logró sacarle a su enemigo una entonada labor muletera, con pases sobre ambas manos que se aplaudieron con calor. Una estocada y descabello a la segunda pusieron punto final al acto y el toro fue pitado en el arrastre en tanto que se aplaudía al torero salmantino, que no había podido hacer más con tal ejemplar. 
 
El Cordobés corta cuatro orejas y dos rabos, El Cordobés está enorme con el capote e inconmensurable con la muleta y las gentes, los aficionados todos, como locos aclamándole delirantemente. Este balance extraordinario de trofeos, dice ya por si solo cuál ha sido su triunfo. Pero no es cosa de dejar así la noticia, hay cantar nuevamente las glorias de este Manuel Benítez al que algunos irreconciliables quieren mandar a su casa y otros a dormir mientras el público, el aficionado en su mayoría, le pide que no se marche, que permanezca en los ruedos dando lecciones de honradez profesional, de entrega y de hombría o como hoy, dos cursos completos del mejor y más auténtico toreo. Porque esta tarde en Burgos, El Cordobés ha estado más valiente que El Cid y además ha estado tan torero o más que el que más presuma de serlo. Con el capote ha bordado verónicas de abierto compás y juego de brazos perfecto y sus chicuelinas apretadas han puesto al público en pie, para de ahí en adelante, enloquecer a los aficionados con dos faenas plenas de temple, mando y armonía. Dos trasteos en los que el de Palma del Río ha toreado de acuerdo con las más ortodoxas normas toreras. Dos faenas en las que el parar, templar y mandar han sido las columnas sobre las que ha elevado su triunfo. Un triunfo basado en la pureza del toreo al natural, largo y templado, en la ortodoxia del muletazo en redondo, en los de pecho, para desembocar en un mar de torería auténtica que ha asombrado a todos. Y después de lo fundamental, después de hacer el toreo ortodoxo, sus genialidades plenas de arrojo. Sus pases de pecho en cadena, sus molinetes de rodillas, sus desplantes a cuerpo limpio y hasta un cabezazo dio como remate de una serie de pases de rodillas, en el segundo de su lote. Se entrega de tal forma, vibra y siente todo cuanto hace y de esa entrega, de esa vibración constante de su toreo, nacen los clamores en los tendidos, las ovaciones interminables. Y con la espada certero y firme, al pasaportar a sus enemigos de pinchazo y estocada en su primero y otra gran estocada en su segundo. Y en fin, el triunfo grande, sonoro y rotundo. Las cuatro orejas y lo dos rabos con las vueltas al ruedo plenas de entusiasmo de un público enfervorizado con su ídolo, al que al final del festejo quieren sacar en hombros, cosa a la que se niega el genio. En fin, éste es El Cordobés. Con él suben de precio la tila y el bicarbonato, qué le vamos a hacer…
 
Venimos diciéndolo. No queremos que a nadie le pille por sorpresa, como tampoco queremos que nos puedan acusar de que no señalamos a su debido tiempo el peligro, ese gran peligro que para la grey coletuda representa la aparición en el campo de los matadores de toros de este chaval que atiende por Ángel Teruel. Ahí es nada, un matador de toros de verdad. Y está aquí, en las plazas de toros, dando lecciones asombrosas de maestría y arte, de sentido de lo que es el toreo. No les vamos a decir más que una cosa, que es un torero de época de los que irrumpen en la fiesta muy de tarde en tarde, para gloria de este emocionante y artístico modo de vivir y morir matando. 
Tiene tal sentido torero, le funciona la cabeza con tal perfección, que no tenemos por menos que reconocer que es uno de los toreros más completos y sabios que hemos visto en mucho tiempo. Con el capote torea a las mil maravillas, banderillea con suma facilidad y maestría y con la muleta, es un deleite. La forma de templar, de llevar a las reses toreadas y el sentido que sabe imprimirle a los muletazos, ese torear con un fin y un motivo, torear de verdad y no dar pases y más pases carentes de sentido, hacen de Ángel Teruel un torero fuera de serie, una figura cumbre. 
Sus muletazos hondos, templados, perfectos desde la iniciación al remate, son tratados de tauromaquia. Que gusto deja en su toreo. Qué majestad y empaque, qué forma de rematar los muletazos, qué soltura, con qué aire y sabor torero. Y la lentitud, ese supertemple de su franela en esos naturales suyos, en los derechazos y los de pecho, que parecen eternos. Poderío, capacidad y largura. Mató a su primero de pinchazo, estocada y descabello a la primera y al que cerró plaza, e una gran estocada y dos golpes de cruceta. De ambos, le fueron otorgadas las dos orejas y el rabo y al final, en medio del clamor general, fue sacado en hombros de la plaza. 
 
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-