Barcelona 24 de septiembre de 1968

La garra, el sentido de la responsabilidad y la casta de Palomo Linares, quedó de manifiesto nada más saltar a la arena el sobrero.

 

Barcelona corrida de la Merced
   
 
 
Día 24 de septiembre de 1968
 
6 Toros de Bernaldo de Quirós
 
- Diego Puerta
- Manuel Benítez “El Cordobés”
- Sebastián Palomo Linares
 

DOS OREJAS PARA DIEGO PUERTA Y OTRAS DOS A PALOMO LINARES QUE RESULTÓ HERIDO, BALANCE DE LA CORRIDA DE LA MERCED.

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Barcelona, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 24-9-68

     Una gran entrada en la tradicional corrida de la Merced barcelonesa, en la que actuaron Diego Puerta, Manuel Benítez El Cordobés y Sebastián Palomo Linares. Se lidiaron cinco toros de Bernaldo de Quirós, mansurrones y sin clase y uno, corrido en segundo lugar de don Salvador Domecq, manso. El tercero de la tarde fue devuelto a los corrales por cojo y además por estar reparado del ojo derecho. En su lugar salió un sobrero de Cerroalto, que cumplió.

     Diego Puerta saludó al primero con una larga de rodillas y un manojo de apretadas verónicas que empalmó con garbosas chicuelinas que promovieron la primera ovación de la tarde. Dos varas tomó el toro queriendo quitar el palo y llegó a la muleta con corta acometida y revolviéndose en un palmo. Pero como el sevillano venia dispuesto a formarla, realizó una valerosa y artística labor muletera en la que aguantó la áspera acometida de su enemigo que le tiraba la cara arriba con peligro y acusado genio. La brava y gallarda faena de Diego Puerta tuvo el adecuado remate de una estocada y la plaza se cubrió de pañuelos en demanda de trofeos, otorgándole el usía una oreja con la que dio la vuelta al ruedo. Al cuarto lo toreó colosalmente con el capote, bordando unas verónicas de lujo y luciéndose en el quite von unas chicuelinas que formaron un alboroto. Tras brindar a Eddy Merchx, llevó a cabo una meritoria labor muletera en la que expuso una barbaridad al torear con ambas manos con garbo y gracia sevillanísima entre música y aclamaciones generales. El toro acabó refugiándose en las tablas y allí lo buscó el artista para continuar toreando con apreturas y arte por muletazos por alto muy toreros. Tardó el toro en cuadrar y cuando lo hizo lo despachó de media estocada y dos golpes de cruceta, siendo premiado con una oreja que debieron ser dos y dando aclamada vuelta al ruedo. Por el percance de Palomo Linares hubo de matar al que cerraba plaza. A este toro lo lanceó muy bien a la verónica, luciéndose en unos lances cargando la suerte y otros a pies juntos de la más pura escuela sevillana. Con peligro al ponerse peligrosamente por ambos pitones y quedándose en mitad de la arrancada, llegó el del campo charro a la franela y Diego, tras intentar sacarle partido por todos los medios, hubo de abreviar, lo que logró de media, pinchazo y una corta, siendo despedido con una ovación. Descabelló certeramente al tercero de la tarde por el percance de Palomo y en todo momento estuvo muy torero.

     El primero de El Cordobés fue un toro que salió echando las manos por delante, frenando y topón, doliéndose al hierro y llegando con la cara alta y sosote a la muleta. El de Palma del Río estuvo, a nuestro juicio, muy por encima del toro y a fuerza de exponerle, le instrumentó varias tandas de pases sobre la derecha y al natural que remató con los forzados de pecho y otros muletazos por alto muy meritorios. Mató de dos pinchazos, estocada y descabello y fue aplaudido, aunque también sonaron los pitos de los disconformes. El toro fue pitado en el arrastre. En el quinto, el de más peso del festejo -573 kilos- toreó entre oles a la verónica y con la franela llevó a cabo un emotivo trasteo iniciado con su personal muletazo del molinillo y continuado con toda clase de pases sobre ambas manos. Hubo unos naturales en los que templó superiormente la embestida de la res y los redondos y hasta los redondísimos, los de pecho en cadena y los muletazos de rodillas promovieron grandes ovaciones en los graderíos. Faena de emoción intensa en la que El Cordobés hizo honor a su casta y fama, pero con la espada no estuvo afortunado y tras atravesar a su enemigo, mató de estocada y once intentos de descabello, dando ocasión a que sonase un aviso y se dividieron las opiniones.

     La garra, el sentido de la responsabilidad y la casta de Palomo Linares, quedó de manifiesto nada más saltar a la arena el sobrero. Se abrió de capa el de Linares y nos deleitó con unos lances a la verónica de superior calidad, así como en unos lances del delantal preciosos que se jalearon con fuerza. Tras brindar a Salvador Dalí, dio comienzo a su trasteo, con unos muletazos rodilla en tierra de enorme valor, para continuar toreando con reposo y excelente arte por redondos de gran temple y naturales de largura extraordinaria que cerraba con los forzados de pecho de pitón a rabo. La faena, vibrante y torerísima fue a más en nuevas tandas de redondos y naturales, adornos y abaniqueos que entusiasmaron al respetable. Fue una autentica pena que en unos muletazos de tirón se hincase el estoque en el pie derecho del que sangraba abundantemente. Pero como quiera que Palomo Linares tiene casta, tiene valor para dar y regalar, siguió en el ruedo hasta que mató a su enemigo de una estocada y a viva fuerza hubo de ser retirado a la enfermería donde fue asistido por el Doctor Olivé Millet y equipo de una herida punzante en el dorso del pie derecho, con hemorragia por herida en vena, que fue calificada como de pronóstico reservado y que le impidió continuar la lidia. Diego Puerta descabelló al toro el primer intento y a Palomo, que había dado una lección de pundonor, se le otorgaron las dos orejas, que le fueron llevadas a la enfermería por su peón de confianza Bojilla, tras dar aclamada vuelta al ruedo.

     Y por hoy nada mas, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-