BALDOMERO MARTÍN "TERREMOTO"

EL “TERREMOTO” DE BALDOMERO MARTÍN
 
Barcelona, 10 abril 1960
 
A la hora de definir, de catalogar a Baldomero Martín, “Terremoto”, que el domingo hizo su presentación en Barcelona, no sabemos a ciencia cierta cómo hacerlo. ¿Es genial o es sólo un chalao con valor? No importa, la verdad es que se trata de un torero de mucha personalidad, un torero que tiene gancho y que si los toros le respetan, será ídolo de los aficionados.
 
Dos novilladas lleva en Zaragoza, y al conjuro de su nombre hemos visto cómo muchos aficionados de la ciudad hermana se han desplazado a Barcelona para verle de nuevo, lo que ya dice bastante del interés que ha sabido despertar.
 
Torero de apasionados y encontrados comentarios, es la comidilla de Barcelona en un día en que se celebraba un partido de la máxima rivalidad como es el del Español y el Barcelona.
 
Presentó su tarjeta de visita con un quite con el capote a la espalda, en el segundo novillo, que provocó el alboroto entre la clientela. Su primer enemigo era un auténtico barrabás que cogía a todo el que se ponía por delante, sembrando el terror en el ruedo.
 
Ya le había cogido al lancear de salida y cuando, tras ser picado, a costa de muchos esfuerzos, superiormente por “Trajinero” y haber enganchado a dos peones, propinándoles sendos puntazos, nadie creía habría faena, surgió el torero que se crece ante el peligro y que a fuerza de jugársela lo pasa por alto y sobre la derecha entre el estupor de las gentes. Le cogen y le vuelven a coger, mientras por los tendidos se enciende la pasión. ¿Chalao? Esperemos.
 
Pasaporta a su enemigo de dos pinchazos y estocada, siendo pitada la res mientras el público discute acaloradamente al torero.
 
Sale el sexto. Un toro. “Terremoto” deja constancia del porqué de su apodo. Cinco lances y media ceñidísimos, y viene después su quite con el capote a la espalda en el que de tanto ajustarse pierde una hombrera, que se lleva el toro con el pitón. Increíble.
 
Pues tras banderillear colosalmente Piquer y Rafaelillo, que han estado formidables toda la tarde y que escuchan música y ovaciones, teniendo que saludar montera en mano, “Terremoto” les brinda, y mirando a las tablas como si fuese a recibir al toro para torearle por estatuarios, da un escalofriante muletazo sacándose la muleta por entre las piernas y pasándose a su enemigo por la espalda. Vienen después ayudados por alto ganándole terreno al toro en cada pase hasta sacárselo a los medios para, ya en ellos, torearlo en redondo y proseguir con otros de espaldas y manoletinas que hacen poner la música en marcha.
 
Y todo esto en un terreno estrechísimo y con una tranquilidad pasmosa. Pincha en una ocasión y logra una estocada de efectos rápidos. Petición de oreja fuerte y sostenida, pero el señor presidente no estima oportuno concederla. Arrecia la petición y el público premia con clamorosa ovación la vuelta del espada.
 
¿Un loco? ¿Un suicida? ¿Un genio? No lo sé, pero el próximo domingo la Plaza Monumental, llena.
G. DE CORDOBA