BADAJOZ FERIA DE SAN JUAN 26 a 28 de junio de 1967

 

La nueva plaza de Badajoz, moderna y cómoda como era de esperar, ha sido el escenario para esta triunfal Feria Pacense.

 

 

Día 26 de junio de 1967

6 Toros de Felipe Bartolomé para Antoñete, El Cordobés y José Fuentes.

ESCÁNDALO A LA CORDOBESA O LO QUE ES IGUAL, TRIUNFO RESONANTE DE ESTE MANOLO DE CÓRDOBA

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Badajoz, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 26-6-67
 
En esta tercera de la Feria pacense en la que se han lidiado seis toros de don Felipe Bartolomé, bien presentados, han actuado los espadas Antoñete, Manuel Benítez El Cordobés y José Fuentes. Un entradón, como no cabía por menos de esperar y ambiente de fiesta grande en los tendidos.
 
Antoñete, siguiendo su línea de torero artista y poderoso, ha tenido esta tarde una excelente actuación. Con el capote ha bordado el lance fundamental de la verónica, imprimiendo a tal menester una hondura y una autenticidad extraordinaria. Su primero llegó a la muleta con poca fuerza, tan poca que dobló las manos en un par de ocasiones. El madrileño le realizó una completa labor toreando con suavidad y el buen arte que le caracteriza, haciendo que sonase la música en honor de su torera labor, de la que hay que destacar unos derechazos muy mandones y unos excelentes naturales. Mató de pinchazo, estocada y descabello y hubo ovación con saludos para el artista. Al cuarto le cortó la oreja por una faena en la que se dieron cita las más raras perfecciones del arte de torear. El temple y el mando, la estética que floreció en su toreo, hizo que el público se entusiasmase muy justificadamente con el venteño, que toreó por redondos y redondísimos y por naturales y pases de pecho del mejor cuño. Una estocada que mató, bastó para finiquitar a su enemigo y le fue otorgada una oreja con triunfal vuelta al lugar del suceso. 
 
El primer enemigo de El Cordobés fue protestado por su manifiesta cojera. El público pedía al usía que le devolviese a los corrales, pero éste no accedió a ello y toda su lidia transcurrió entre protestas, por lo que el de Palma del Río, a requerimiento del público, pasaportó al inválido de media estocada y certero descabello, siendo premiado con gran ovación. Pero donde Manolo la formó gorda fue en el quinto de la tarde. El toro salía suelto de los capotes, pero tras tomar dos varas, ser banderilleado con prontitud, llegó a la muleta del genio de Palma del Río, que sin más ni más, sin preparación previa, lo metió en la franela para torear con reposo y excelente arte por derechazos de largo trazado que hicieron poner la música en marcha. Y de ahí en adelante, para qué contarles. Una faena de las suyas. Una labor muletera que enardeció al respetable que puesto en pie, le jaleaba sin descanso. Era de admirar como Genio Benítez corría la mano a su enemigo en ligadísimos derechazos y entre serie y serie, los arrebatos de inspiración, los derroches de valor de sus cambiados y desplantes que acabaron por enloquecer a los aficionados. La mano izquierda dejó oír también su canto de verdad en dos series de naturales en los que templó y llevó superiormente toreado a su enemigo, hasta hacer un todo de gran emoción y pureza. Vinieron después sus acostumbrados alardes de valor, sus molinetes de rodillas, sus pases de pecho en cadena y un desplante en el que, cogiendo por los dos pitones al toro, le daba con la cabeza en la testuz. Algo tremendo. Una vez más El Cordobés la había formado en grande y la plaza parecía un volcán de encendidos comentarios. Tras ser retirado un espontáneo, cuadró el de Córdoba y atacando con rectitud, entró con agallas hasta cobrar una gran estocada que mata sin puntilla. Blanca la plaza de pañuelos y el ruedo lleno de almohadillas lanzadas por los entusiastas espectadores, le fueron otorgadas las dos orejas y el rabo, recogiendo en la vuelta al ruedo toda clase de regalos, palomas y monumental jamón que le fue arrojado por un entusiasta. Total: escándalo a la cordobesa o lo que es igual, triunfo resonante de este Manolo de Córdoba. 
 
José Fuentes, cada día más fiel a su línea de exquisita elegancia, de maestría y arte depuradísimo, ha tenido una brillante actuación en sus dos toros. Cuando se hable de intérpretes del toreo de capa, cuando se quiera poner como ejemplo lo que es torear consentido y con gusto a la verónica, habrá que acordarse enseguida de este gran torero. Porque José Fuentes en esta época de muleteros pero de pésimos capeadores, es como un rayo de luz en la noche de vulgaridad que pasa en estos momentos el toreo de capa. Es uno de los dos o tres luceros que con su arte esplendoroso y único ponen tarde tras tarde banderas de clasicismo al ejecutar el lance fundamental de la verónica. Y la chicuelina, lance manido y vulgarizado por tantos, cobra en sus manos categoría de lance fundamental, tal es el señorial empaque, la gracia alada, el majestuoso porte que pone Fuentes en él. 
 
La prontitud de su primer trasteo muleteril, la perfecta técnica de su toreo, ha ido hermanada con la elegancia y el buen hacer, la pureza y la calidad de sus derechazos de largo trazado y la hondura de sus naturales y de pecho. Una buena faena, más que buena, excelente, que ha sido seguida con creciente interés por los aficionados, los cuales al matar de una gran estocada, le han premiado con una ovación con saludos. Pero donde José Fuentes ha cantado por todo lo grande y todo lo bello del toreo, ha sido en la soberbia faena desarrollada al que cerró plaza. Con este toro Fuentes se ha consagrado como torero de exquisiteces y maestro del más depurado estilo. A la hora de calibrar sus méritos, no sabemos cuáles destacar más, si la hondura de sus muletazos o ese sentir el toreo, ese medir o ese temple de ensueño de que ha hecho gala al jugar el engaño sobre ambas manos, con una prestancia, con un señorío de figura impar del toreo. Mató de pinchazo y una corta y se le otorgó el premio de una oreja con petición de otra y fue paseado en hombros por el ruedo. La verdad de su toreo es esa.
Y nada más…
 

Día 27 de junio de 1967

6 Toros de Salustiano Galache para Curro Romero, Palomo Linares y Tinin

CONOCIMIENTOS DEL TOREO FRANCAMENTE ASOMBROSOS EN UN MUCHACHO QUE COMO ÉL, LLEVA TAN POCO TIEMPO EN ESTO DE LOS TOROS.

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Badajoz, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 27-6-67
 
De clamoroso puede calificarse el éxito alcanzado esta tarde en la nueva plaza de toros de Badajoz por el joven torero de Linares, Sebastián Palomo. Una actuación redonda de principio a fin. Un triunfo rotundo, sonado que ha llegado por los más auténticos cauces de toreo. Su juvenil arrogancia, su garbo y su gracia, junto a ese ejecutar el mejor y más auténtico toreo con capa y muleta, han llegado al público pacense con fuerza extraordinaria. Como extraordinario ha sido todo lo que ha llevado a cabo Sebastián, que ha toreado a sus dos toros de forma portentosa con el capote, en verónicas plenas de donaire y hondura que le han valido las mayores muestras de complacencia. Y con la franela, dos faenas en las que ha hecho gala de un bello y limpio estilo, de unos conocimientos del toreo francamente asombrosos en un muchacho que como él, lleva tan poco tiempo en esto de los toros. El temple y el mando de sus derechazos y naturales ha hecho que la plaza se le entregase sin reservas. Toreando como ha toreado esta tarde Palomo a sus dos toros, se comprende la gran cotización que su nombre ha alcanzado entre público y empresas. Ha sido la suya una actuación memorable por la maestría, el garbo y la gracia que ha sabido imprimir a todo cuanto ha hecho a sus dos enemigos. Palomo Linares ha dado un paso importantísimo a su carrera. De estocada por toro acabó con sus enemigos y en ambos le fueron otorgadas las dos orejas y el rabo dando en el primero dos triunfales vueltas y en el quinto, tres, entre el general alboroto. Un triunfo definitivo. Al final no se dejó sacar en hombros y fue despedido con gran ovación. 
 
La seriedad, la verdad y la autenticidad del toreo de José Manuel Inchausti Tinin, han cautivado a los más exigentes aficionados que han sabido ver en el gran torero madrileño una figura de cuerpo entero. Esta tarde el arte soberbio sin concesiones a la galería de Tinin, ha brillado con luz propia por obra y gracia de un toreo pleno de sinceridad, de sencilla maestría y grandeza. Con el capote ha toreado muy bien a la verónica y sus chicuelinas, con cite de frente, han provocado los mayores entusiasmos. Pero donde ha resplandecido su toreo de capa, ha sido en los lances de saludo al toro que cerró plaza. Lances majestuosos, plenos de temple, de suavidad y de hondura. Verónicas de una calidad tal, que merecerían quedar como ejemplo y norma del mejor toreo. Sus dos trasteos muleteriles han estado marcados por el mismo sello de suave poderío, de ejecución sin tacha. Prendía la franela a sus enemigos y los llevaba toreadísimos como cosidos a ella, en series de derechazos y naturales del mejor cuño, que resolvía finalmente con los pases de pecho de pitón a rabo en los que se echaba todo el toro por delante en un alarde de maestría y de valor insuperable. Dos faenas plenas de sencilla y difícil naturalidad en las que Tinin ha dejado bien clara la verdad de su toreo. A su primero lo mató de una entera y se le otorgó una oreja y dos aclamadas vueltas al ruedo. En el que cerró plaza, inexplicablemente no se le otorgó la oreja que el público pedía y hubo de recorrer el ruedo en triunfo. 
 
A Curro Romero no le han soplado los duendes de la inspiración. Y ya se sabe que cuando Curro no está en vena, la cosa no gusta. No obstante, en el segundo ha dejado unas pinceladas de su bello y armonioso estilo, al instrumentar cuatro verónicas y media de remate, magníficas y que fueron jaleadas en justicia. Con la franela, ante toros poco aptos para el lucimiento y que fueron en verdad lo más molesto y desagradable del encierro, se mostró breve, apuntando un buen estilo cuando sus enemigos medio le ayudaron. Con la espada, breve. Otra vez será, artistas como él tienen siempre abierto un amplio crédito y las lanzas de hoy se tornarán cañas cuando en otra ocasión, con mejor género bobino, le sople la inspiración.
 
La corrida de don Salustiano Galache, con poca fuerza, dio el juego que queda reflejado en este comentario. Y nada más, hasta mañana a esta misma hora en que si Dios quiere les comentaré el plato fuerte de esta feria, en el que Paco Camino matará como único espada, seis toros portugueses de Cunhal Patricio. Hasta entonces, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches.-
 
Día 27 de junio de 1967
 
6 Toros de Cunhal Patricio para Paco Camino como único espada.
 
APOTEOSIS CAMINISTA CON SEIS TOROS DE CUNHAL PATRICIO.
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Badajoz, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 28-6-67
 
La nueva plaza de Badajoz, moderna y cómoda como era de esperar, ha sido el escenario de este último festejo de la feria pacense, que marca un hito importantísimo en la historia del toreo. En él, Paco Camino, el gran torero de Camas, se ha encerrado sólo con seis toros de Cunhal Patricio, bien presentados, pero de desigual juego, con los que ha hecho auténticas maravillas.
 
El éxito del gran torero sevillano ha sido de los que quedan como recuerdo. Porque esta tarde, el genio de Camas ha brillado y de su capote y muleta ha brotado el mejor y más auténtico toreo. Unas verónicas plenas de mando, de suavidad y temple, han ido manando de su capote con la facilidad de lo natural, sin afectaciones ni rebuscamientos. Verónicas que han tenido esa enorme virtud de la sencillez que le han dado grandeza extraordinaria. Y en quites, no podía faltar su “quite de oro” por chicuelinas, en las que el torero se ha superado a sí mismo dándole a la suerte tal regusto, tal maestría y tan encantadora gracia, que la plaza se ha volcado en ovaciones. 
 
Cuando salió a la arena el quinto, hincó las dos rodillas en el suelo y lo saludó con una larga en la que midiendo a la perfección a su enemigo, le dio la salida justa, sin atropellos, natural y fácilmente. Pero dentro de todo lo bueno que se ha llevado a cabo con el capote, lo que le ha hecho a este quinto  de la tarde, ha sido capítulo aparte. Tras la larga de rodillas, vinieron unas verónicas a pies juntos empalmadas con unas chicuelinas de alboroto. Como de alboroto fueron las tres gaoneras, con remate de larga cordobesa, que instrumentó en el quite y que le valieron tan clamorosa ovación que tuvo que saludar montera en mano. 
 
Y en la lidia, en la dirección, estuvo seguro y eficaz, tanto en la colocación de las reses en suerte para ser picadas, como al sacarlas del caballo y en el medir y dosificar el castigo a sus enemigos. Algo insólito, algo muy difícil de hacer si no se tiene el sentido torero que él posee. Por ello, el aficionado le consagró como figura impar de la fiesta, como torero igualmente largo que artista.
 
En su primero, un toro manso que se quiso quitar el palo en las dos varas que tomó y que llegó a la muleta sin emplearse, cuajó un excelente trasteo compuesto de muletazos sobre ambas manos, en los que templó y mandó de maravilla. Lo mató de superior estocada y descabello a la segunda y paseó por el ruedo las dos orejas que le fueron otorgadas con todos los votos favorables. 
 
El segundo de la tarde tiene poca fuerza, pero Paco le lleva con mimo y cuidado y a base de llevar la muleta a media altura y cuidarle, le cuaja muletazos de muy buena factura. Lo pasaportó de pinchazo y media lagartijera y hubo petición de oreja y gran ovación con saludos, no queriendo el artista dar la vuelta al ruedo. 
 
El tercero sale echando las manos por delante, frenando y saliendo suelto, pese a derribar con poder en la primera entrada. A la muleta llegó la res con acusada aspereza y revolviéndose con peligro, pero Camino le realizó una torerísima labor, plena de dominio y mando en la que domeñando el genio y la aspereza de la res, logró series de muletazos sobre ambas manos que entusiasmaron. Un pinchazo y media estocada fueron el pasaporte para el toro de la vacada portuguesa y al sevillano se le otorgó una oreja con petición de otra y aclamada vuelta. 
 
Al cuarto le formó un alboroto al torearlo a la verónica y con la muleta le realizó una faena portentosa con pases de todas las marcas. Una media estocada puso en el tiro de mulillas a su enemigo y en medio del delirio del público, paseó por el ruedo las dos orejas y el rabo de su enemigo. 
 
El quinto toro marcó el cenit de su triunfo. En este toro Paco remontó la gloria al torearle con el capote y realizarle la mejor faena de la tarde, su tarde, en la que había toreado de forma magistral. Su labor muletera la inició con cinco muletazos por alto rodilla en tierra, para proseguir ya entre el general entusiasmo, toreando con la mano izquierda. El torero adelantaba la muleta, prendía en ella a su enemigo y en el momento del embroque, echaba la pierna para adelante, cargando la suerte como mandan los cánones más añejos. Cada pase era una lección de bien torear y un clamor unánime del público, entregado a ese arte maravilloso del camero, que templando y mandando soberbiamente, remataba el pase con una limpieza y una armonía únicas. Los pases de pecho de remate de las series, fueron solemnes y largos y los derechazos, molinetes, los pases de costadillo, los kikirikis, una pura maravilla. La gran sinfonía torera tuvo el adecuado remate de una gran estocada que mató sin puntilla. La plaza, que ya pedía los máximos galardones mediada su labor, se cubrió de pañuelos en demanda de trofeos y le fueron concedidas las dos orejas y el rabo, en tanto que los aficionados pedían a coro la pata de la res para el triunfador, que tuvo que dar dos triunfales vueltas al ruedo. Algo asombroso. 
 
El que cierra plaza tiene poquísima fuerza, tan poca que apenas si se tiene en pie, pese al cuidado con que Paco le pasa de muleta en su deseo de redondear la tarde con un nuevo éxito. Pero no puede ser, es un inválido que al menos esfuerzo rueda por los suelos. Algunos muletazos diestros suministrados con gran mimo y lo pasaporta de media y dos descabellos y entre los gritos de torero, torero, da la vuelta al ruedo y le sacan en hombros de unos entusiastas.
 
En resumen: una gran tarde de Paco Camino en la que se ha mostrado en toda su dimensión de lidiador y artista de gran calidad. Un gran remate a una triunfal Feria Taurina de la ciudad de Badajoz.
 
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-