Aranjuez 4 de septiembre de 1962

Un toro sin fuerza y con acusada casta, peligroso en sus ásperas acometidas, en las que llevaba impreso parte facultativo.

Día 4 de Septiembre de 1962
 
 6 Toros de Eusebia Galache
 D. Ángel Peralta
                - Curro Girón 
                - Jaime Ostos
                - Paco Camino
 

COMENTARIO A LA CORRIDA DE ESTA TARDE EN ARANJUEZ

        Aranjuez bulle de fiesta. Hay corrida de toros de fiesta mayor. El cartel, interesantísimo y con gran fuerza está integrado por el caballero rejoneador Don Ángel Peralta y los espadas, Curro Girón,  Jaime Ostos y Paco Camino para entendérselas con un encierro de Eusebia Galache.

        Plaza llena cuando don Ángel comienza el paseíllo al frente de las cuadrillas capitaneadas por los mencionados espadas. Y acto seguid, el gran caballista de La Puebla comienza su faena deleitando a los  espectadores con su maravilloso toreo a la jineta, con su completo dominio de todas y cada una de las suertes del rejoneo. Don Ángel. Cada día más seguro en su condición de figura indiscutible, ha dado un curso de rejoneo, haciendo entusiasmar a los espectadores de la simpática plaza de Aranjuez. No tiene suerte en el rejón de muerte y pese a su labor maravillosa al prender arponcillos, banderillas a dos manos y su inimitable rosa, pierde por eso el premio justificadísimo de la oreja, quedando la cosa en ovación grande al dar la vuelta al ruedo.

        Curro Girón ha estado muy valiente y torero toda la tarde Al primero lo ha lanceado entre oles y tras banderillearle colosalmente entre ovaciones ha realizado un gran trasteo muleteril en el que se ha empleado de firme en el toreo sobre la diestra mano reposado y templadísimo. Pero al no estar acertado con el acero, pierde los trofeos. Pero no es Curro un torero que salga de las plazas sin intentar triunfar plenamente y por ello, no bien hubo pisado la arena el cuarto de lidia normal, nos deleitó con un garboso toreo de capa para prender de nuevo entre ovaciones, pares de banderillas. Y ya con la roja franela, a los sones de la música y entre el coro de oles y ovaciones, tejió un bello trabajo muleteril con el que el venezolano estuvo irreprochable en la ejecución de los pases tanto naturales como en redondo y los remates de pecho. Esta vez sí agarró la estocada y se le concedió justificadísimamente el premio de la oreja con la que dio triunfal vuelta.

        Jaime Ostos, con un toro sin fuerza y con acusada casta, peligroso en sus ásperas acometidas, en las que llevaba impreso parte facultativo, ha estado valiente y lo ha despachado rápidamente. Pero le quedaba en los corrales un toro al astigitano y ese sería el toro de su triunfo, de éxito grande y rotundo como rotundo y puro es su toreo. Verónicas con acusado matiz clásico que se acogieron con oles y una faena de positivo mérito ante un toro de tardo arrancar. Una faena que Jaime fue construyendo con cabeza y valor, con sabiduría y arte.  Pase a pase, a fuerza de porfiar, de cruzarse con su enemigo, de llevarlo toreadísimo, creo una magnífica faena pletórica de belleza, clasicismo y maestría. Mata de estocada y la plaza, blanca de pañuelos, otorga al diestro las dos orejas de su enemigo con las que da triunfal vuelta entre ovaciones.

        A Paco Camino le llegó su primero a la muleta con genio en sus atropelladas arrancadas. Se fue el toro para arriba y su mal estilo hizo que Paco, exponiendo como estaba sobre ambas manos, corriese serio peligro. Hábil matando, se le dio crédito hasta que salió a la arena el sexto de la tarde. Y en ése fue donde el niño de Camas formó el lío, el alboroto grande. Fueron primero unas verónicas señoriales y pausadas y después una grandiosa faena muleteril en la que Paco creó para deleite de todos os aficionados el más bello, acabado y depurado toreo. Faena de pases largos con lentitud de ensueño en la que le maestro, el niño sabio de Camas, toreó de forma insuperable al natural de largo trazo y en los remates pectorales de pitón a rabo igual que en los derechazos de curvatura interminable. Y cuando mató de pinchazo y estocada, la plaza le otorga las dos orejas con las que da vuelta triunfal entre clamores.

        Y nada más, con esto nos despedimos por hoy de todos ustedes hasta mañana a esta misma hora. Muy buenas noches.-