ALFONSO GONZÁLEZ "CHIQUILÍN"

ESE FENÓMENO EN PUERTAS QUE SE LLAMA ALFONSO GONZÁLEZ “CHIQUILÍN”

17 septiembre de 1953 para “Toros y Deportes”

Carlos Corpas, Victoriano Roger “Valencia” y Alfonso González “Chiquilín” se las entendieron con seis novillos de Bohórquez que por su edad y cuajo eran auténticos toros. El mejor de ellos, el soltado en cuarto lugar, que fue un noble y bravo animal. El que abrió plaza era blando de manos y se caía continuamente pese a lo bien que lo cuidó Corpas. Los demás, hicieron buen juego con los montados pero a la hora de la muleta se mostraron poco propicios al éxito de sus matadores. El último, además de colarse por ambos lados, frenaba y tiraba la cara arriba.

El interés de la novillada estaba centrado en ALFONSO GONZALEZ  “CHIQUILÍN”, un nuevo valor nacido en el torerísimo barrio de Santa Marina y del que hablan y no acaban. Tiene figura y empaque de torero caro, siendo poseedor de una sangre fría de espanto y de un arte que, cuando lo perfeccione cumplidamente, le deparará muchos éxitos.

La primera gran ovación de la tarde fue para él como premio a dos verónicas y dos medias de escandalera, ovación que obligó al de Córdoba a saludar montera en mano. Quieta la planta, con un juego de brazos asombroso y aguantando de un modo increíble la incierta acometida de las reses, ha bordado y otras tres verónicas portentosas y dos medias de prodigio. A los miles de aficionados que presenciábamos el acontecimiento nos recordó en momentos a ese otro coloso que dio su nombre a una época del toreo. Los estatuarios que administró a su primero estuvieron marcados por ese sello que solo los toreros de personalidad bien definida saben imprimir. Y lo curioso del caso es que el muchacho, sin haber visto al maestro de Córdoba. Interpreta un toreo que si bien tiene mucha semejanza con el de su paisano, no se ve que sea producto de un afán de imitación siempre perjudicial, sino que lo ejecuta porque es el que mejor cuadra a su manera de ser.

Los toros le han lamido las zapatillas y le han punteado los machos sin que en un solo momento el torero haya perdido el dominio de los nervios. Ha matado tres novillos por percances de Corpas y Valencia y en ellos, aún sin redondear la tarde, ha logrado adueñarse de la voluntad del respetable, rendido por la personalidad y el genio de esta nueva figura del toreo. Con toros de media arrancada, que pasaban y se colaban de forma poco tranquilizadora, “Chiquilín” ha logrado que a la salida de la plaza su nombre fuera repetido en tono admirativo por los aficionados y que también se discutieran sus méritos y se comentasen sus defectos que ya se sabe que “la fruta nace verde y el tiempo le da el color”.

Pero ciertamente creemos que no ha sido que el muchacho este verde pese a lo poco que lleva toreado, cuatro o cinco novilladas, ha sido que los novillos no se han prestado al lucimiento. Con la espada estuvo muy bien pues siempre entró a matar con la vista fija en el morrillo y empleó para pasaportar a sus tres enemigos un pinchazo y estocada, estocada entera y media superior. Fue muy ovacionado en todo momento y lo que es mejor, ha dejado un ambiente a cosa fuera de lo corriente, que es en definitiva lo que interesa. Dicen que torea una novillada en la Feria de la Merced, esperamos que en ella redondee la tarde que esta vez, por culpa de los imponderables no ha logrado.

Curro Fetén.-