Alcalá de Henares 2-4-67 Alternativa de "El Barquillero"

 
 
 
 
 
 
 
                 Día 2 de abril  de 1967
 
                6 Toros de Pío Tabernero de Vilvis
 
               -   Curro Romero
               -   Manuel Benítez El Cordobés
               -   “El Barquillero”
 
DOS OREJAS Y RABO PARA EL CORDOBES, DOS PARA CURRO ROMERO Y UNA PARA EL BARQUILLERO, QUE TOMABA LA ALTERNATIVA.
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Alcalá de Henares, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-  2-4-67
Una vez más, la plaza se ha visto colmada de un público entusiasta y apasionado que desde los “madriles” han acudido a la bella y cómoda plaza de Alcalá de Henares. Parecía día de feria. Las gentes ilusionadas bullían por bares, restaurantes y cafés. Las entradas se han pagado bien en la reventa y todo hacía presagiar un gran acontecimiento, como en verdad ha sido este festejo.
Curro Romero, que sustituye a Santiago Martín El Viti, herido como todos saben, el pasado domingo en Barcelona, ha tenido una actuación francamente excelente. Con el capote ha escuchado grandes ovaciones, pues el faraón de Camas ha jugado los brazos poniendo en la ejecución del lance supremo ese duende, esa arrogancia y ese sentido de la estética que tanto le distingue. Pero es que además, Curro Romero ha estado en sus dos toros con muchos deseos, decidido y hasta valiente y ya se sabe que cuando Curro arrincona los malos mengues y saca a relucir su duende, el toreo se viste de gala. En su primero, pese a que el toro no le ha ayudado mucho con su media arrancada y su tarda y sosa acometida, el camero ha logrado muletazos de gran calidad logrados tras persistente porfía con la res. Mató de tres pinchazos, estocada y descabello y no pasó más. Pero Curro ha dejado patente su calidad y arte extraordinario a lo largo de la faena muleteril al cuarto de la tarde. Qué temple, qué suavidad y qué armonía han tenido todos los muletazos. Ayudados por alto, derechazos, naturales y de pecho han ido fluyendo naturalmente de la mágica muleta de Romero. Por ello, cuando ha rematado su labor torera con una estocada, se le han otorgado con todo merecimiento las dos orejas de su enemigo con aclamada vuelta a la redonda. Una gran tarde de Curro Romero que ha lucido sobremanera.
        Y El Cordobés, que no teme asomarse a principios de temporada a las puertas de Madrid. Un Cordobés que olvidando fama y millones, sale cada tarde a darlo todo, a entregarse de verdad. Es un caso de pundonor, entrega, valor y sentido de la responsabilidad. Se ha arrimado de veras con sus dos enemigos toreándolos muy bien con la muleta y ha formado dos escandaleras triunfales. Manolo ha estado tremendo con sus dos enemigos, soberbio de arrojo, aguante y  torería. Ha dejado constancia de porqué su tirón taquillero. En su primero fue ovacionado en los lances de salida y al llevar superiormente al caballo a su enemigo. La labor muleteril fue de completa entrega. Una faena de las suyas, que puso al público en pié y en la que no dio un solo momento de reposo a la emoción. Entre el griterío creciente del público, toreó sobre ambas manos, logrando derechazos y naturales templadísimos y de unas apreturas asustantes. Faena merecedora de los máximos trofeos, pero que no tuvo el deseado remate con el acero, lo que dejó reducido el premio a una oreja. El quinto llegó a la muleta echando las manos por delante, embistiendo con la cara alta y un tanto descompuesto. Era un manso animal con el que había que exponer y jugársela y El Cordobés se la jugó como si se tratase de un novillero deseoso de situarse. Porfió y aguantó una barbaridad los derrotes de su enemigo que le probaba y colaba de forma continuada. Llegó en su porfía hasta a darle con el vientre en los pitones, algo tremendo, emotivo que enloqueció al público que llenaba los tendidos. Cuadró el toro, arrojó la muleta al suelo y cogiendo un sombrero que un espectador le había arrojado, entró a matar con fe, poniendo el corazón en la punta de la espada. Logró la estocada, pero a costa de que el toro le prendiese con aparato, aunque por fortuna sin consecuencias. Descabelló y la plaza convertida en un mar de pañuelos, logró para el héroe las dos orejas y el rabo de su enemigo, con cuyos trofeos dio aclamada vuelta al ruedo recogiendo prendas de vestir y las manifestaciones entusiastas de los espectadores. Desde luego, este Cordobés es un caso.
        Tomaba la alternativa Antonio Ruiz “El Barquillero”, un chaval de Palma del Río al que no habíamos visto torear nunca. Las gentes se preguntaban: ¿quién es El Barquillero? Y la incógnita quedó prontamente resuelta. El Barquillero es un torero que como El Cordobés, como ese otro revolucionario que es Benjumea, está dispuesto a hacerse rico y famoso a fuerza de valor, de jugarse la vida en todo momento con los toros.  Impresionante su manera de aguantar, asustante el terreno que pisa y extraordinario su valor. Un valor de verdad, que a poco que le respeten los toros, le hará en breve tiempo millonario... Su primer enemigo, falto de fuerza, se le quedaba en mitad del viaje, le probaba, pero él lo aguantaba estoico y le sacaba el muletazo con tales apreturas que hacía que el público se pusiese en pie. Mató de pinchazo y estocada y dio la vuelta con petición. Al sexto le cortó la oreja, que bien debieron ser dos, por otra faena tremendamente emotiva y valiente, en la que además toreó muy bien por derechazos y naturales. Torea muy bien, le cogen los toros y ni se mira y además, arranca a matar de veras. Pincha en hueso y al perderle la cara, el manso hace hilo con él y le coge con aparato. Entregándose, media estocada de la que sale con la pechera rota y un descabello, dejan a la res para el arrastre. Oreja, petición de otra y triunfal salida en hombros en unión de su padrino y testigo de alternativa.
        Los toros de Pío Tabernero de Vilvis, dieron en conjunto desigual juego. Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches.-