VALLADOLID FERIA DE SAN MATEO 17 A 20 SEPTIEMBRE 1967

Valladolid, una interesante feria del ganado Charro.

 

 

·  17 septiembre de 1967: Toros de Salustiano Galache para Paco Camino, Palomo Linares y Pedrín Benjumea.

·  18 septiembre de 1967: Toros de Manuel Santos Galache para Jaime Ostos, El Cordobés y Tinin.

·  19 septiembre de 1967: Toros de Francisco Galache para Antoñete, Palomo Linares y Paquirri.

·  20 septiembre de 1967: Toros de Juan Mari Pérez Tabernero Montalvo para Diego Puerta, Paco Camino y Ángel Teruel.

OREJA PARA PEDRÍN BENJUMEA EN LA PRIMERA DE FERIA.
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Valladolid, primera de su Feria de San Mateo, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-  17-9-67
 
Con esto de las presidencias hay formado un barullo más que regular. Son ya demasiadas las veces que presenciamos cómo toros picados, banderilleados y hasta muleteados, son devueltos a los corrales. Viene esto a cuento porque esta tarde en la primera vallisoletana, el segundo toro ha sido devuelto tras tomar una vara y cambiado el tercio, dos pares de banderillas. El toro era un manso y tenía poca fuerza y el respetable protestó airadamente su presencia en el ruedo. Pero nosotros creemos que nunca debió el señor presidente devolver el toro a corrales. En fin, esto es cosa que no tiene arreglo, como tampoco debe tenerlo la falta de fuerza y casta de los toros de don Salustiano Galache, lidiados esta tarde, porque de tenerlo sin duda no se hubiera visto tan amplio desfile de mansos. El sobrero del hierro Deleitosa, tuvo más genio, pero su propia falta de fuerza hizo que al quedarse corto, buscase con peligro por ambos pitones.
 
Paco Camino toreó al que abrió plaza con ese estilo pleno en ricos matices que hacen de él un genio del toreo. Sus verónicas de templado aire, su elegancia y la calidad suprema de su toreo, le valieron grandes ovaciones. El toro tomó un picotazo y salió suelto. El Camero le hizo un quite por chicuelinas de las suyas en las que citando de frente, se fajó materialmente con su enemigo, poniendo además de la emoción de las cercanías esa gracia y donaire que le hacen ser llamadas el quite de oro de Paco Camino. La ovación fue de clamor. A la muleta llegó la res falta de celo y casta, queriéndose ir a cada muletazo, pero el sevillano le supo prender en ella, encelándolo y le instrumentó una excelente faena desarrollada sobre ambas manos en las que ejecutó toda clase de muletazos. Era faena de orejas, pero el acero en dos pinchazos, estocada y descabello a la tercera, dejaron la cosa en una gran ovación con saludos. El cuarto hace cosas de tuerto, en las primeras acometidas y durante toda su lidia y además claro, es manso y sale suelto del caballo en la única vara que tomó y llega a la muleta doblando de manos y quedándose en mitad del viaje y derrotando. Intenta sacarle todo el partido posible pero ante la nula colaboración de su enemigo, lo pasaporta de pinchazo, media y descabello y hay aplausos para el sevillano y pitos para el toro en el arrastre. 
 
Ya hemos dicho que el primer toro de Palomo Linares fue devuelto a los corrales tras ser picado y banderilleado, dejándonos en la duda de si veremos echar un toro al corral después de haberlo matado el espada de turno. Pero será mejor dejar la cuestión para otra ocasión. Se corrió el turno y saltó a la arena el quinto de la tarde y Palomo Linares lo saluda con unas verónicas de buen ver que fueron jaleadas. Tras tomar una vara la res y serle prendidos dos pares, inicia el de Linares su labor con unas dobladas muy buenas que liga a cinco derechazos de buen corte que se jalean. Pero después el toro, soso y sin clase, da en tardear y se queda hecho un marmolillo, por lo que el torero tiene que porfiar mucho para sacarle otros muletazos más sobre la mano diestra que se aplauden. Mató de estocada desprendida y se dividieron los pareceres. 
 
El sobrero de Deleitosa es un toro como para traer por la calle de la amargura al más pintado. Pues con este toro nos gustó una barbaridad Palomo, pues supo pelear valerosamente con él y a fuerza de exponerle, de jugarse la cornada en cada muletazo, le realizó una emotiva labor muletera en la que brillaron con luz propia unos naturales plenos de dominio y exposición, pues el yoro, al quedársele en mitad del viaje, le buscaba con ganas de herir. Otro tanto ocurrió cuando manejaba la mano diestra y el público no tuvo más remedio que entregarse al valor y buenas maneras del muchacho, que a no ser por el pinchazo, estocada y dos golpes de cruceta, hubiera paseado la oreja de su difícil enemigo. No hubo trofeos, pero si una gran ovación con saludos. 
 
Pedrín Benjumea se enfrenta en primer lugar con un toro manso, reservón y que escarbaba como un condenado. El toro hace gala de su condición de manso al salirse suelto del caballo en un picotazo y la vara que tomó. Y suelto, frenando en mitad del viaje y probando, llegó al tercio final. Expuso el de Palma del Río en su labor muletera ante un toro que no embiste, que no pasa  ni a la de tres, pues cuando llega a meter la cabeza en el engaño, frena y queda bufando. Lo mata de dos pinchazos y media estocada y escucha palmas a la voluntad en tanto que su enemigo fue pitado en el arrastre. Pero donde Pedrín Benjumea triunfó plenamente fue en el sexto de la tarde, un toro al que saludó con unas apretadas verónicas y que tomó dos varas con cierta codicia. Su labor muleteril la inició con seis muletazos por alto y de rodillas, instrumentados al hilo de las tablas y ya con el público en pie y el toro entregado a su valor, realizó una gran faena. Una de esas faenas que le han llevado a la fama. Clavadas las zapatillas en la arena, aguantando una barbaridad, pues el toro le entraba paso a paso, le frenaba en mitad del viaje y probaba, ligó series de derechazos, naturales y circulares completos a los que ponía remate con forzados de pecho sobre ambas manos, que entusiasmaron. Fue una faena tensa, desarrollada en un palmo de terreno en el que Pedrín Benjumea estuvo tremendamente valiente y tremendamente torero. Una gran estocada tiró a su enemigo sin puntilla y la plaza se cubrió de pañuelos en demanda de los máximos trofeos. La presidencia desoyendo el clamor sólo otorgó una oreja y Pedrín Benjumea, que había merecido por su valor y entrega mucho más, dio aclamadas vueltas al ruedo. 
 
Y nada más, hasta mañana en que les relataremos lo que acontezca en la segunda de esta Feria de Valladolid, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-
UNA INTERESANTE CORRIDA DE SANTOS GALACHE.
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Valladolid, segunda de su Feria, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.  18-9-67
 
Lleno de cartel de no hay billetes. La terna está integrada por Jaime Ostos, Manuel Benítez El Cordobés y José Manuel Inchausti Tinín. Los toros pertenecen a la prestigiosa vacada de don Manuel Santos Galache. Expectación en el ambiente. 
 
Jaime Ostos se hizo ovacionar en el toro que abrió plaza, al que instrumentó unas verónicas de gran calidad entre las que intercaló apretadas y toreras chicuelinas. El toro tiene casta y Jaime, tras tomar la res una vara, solicita el cambio de tercio y el toro se le viene arriba de forma impresionante. Tanto se le fue a la empinada el de Santos Galache que tuvo que doblarse con él repetidamente para tratar de dominar su ímpetu, siendo ovacionado con fuerza por este menester. Pero si el toro se fue para arriba, también lo hizo el torero que, a fuerza de valor, poderío y arte, le cuajó dos series de derechazos magistrales y otras tantas de pases naturales en los que el toro parecía que se iba a llevar por delante al torero, que cerraba las series de emocionantes muletazos con los apretados pases de pecho. Una gran estocada con refrendo de descabello pusieron punto final al acto y Jaime fue premiado con una gran ovación. En el cuarto, al que lanceó superiormente a la verónica y llevó al caballo con chicuelinas galleadas, dejó que le pegasen cuatro puyazos, para dejar al toro en condiciones de llevarle a cabo una entonada labor muletera. En efecto, su trasteo, iniciado con cuatro estatuarios solemnes, fue merecedor de grandes ovaciones. Templando y corriendo la mano de forma magistral, cuajó derechazos, redondos y naturales de gran porte, en los que dejó constancia de su valor y su valer torero. Pero el fallo a espada dejó el premio en petición de oreja y triunfal vuelta al ruedo. Una pena, pues el trasteo había sido merecedor del logro de trofeos. Mala suerte. 
 
El afán de triunfo de Manuel Benítez El Cordobés se ha estrellado esta tarde con el muro insalvable de las dificultades y nula colaboración que le han presentado sus enemigos. Ovacionado en las verónicas de saludo al segundo de la tarde al que cambió con una sola vara, inició su faena con su personal molinillo, que puso al público en pie, para doblarse acto seguido con su enemigo, que no quería aceptar la pelea que el torero le presentaba. El toro, había salido suelto del caballo y tras tomar a regañadientes cinco derechazos, para lo que tuvo que porfiar el torero no poco, dio en tardear, echar la cara al suelo y escarbar, con lo que hizo imposible todo lucimiento. Mató de dos pinchazos, media y dos golpes de cruceta y hubo aplausos para el torero y pitos para el toro junto a las protestas de los antis que no quisieron desaprovechar la mínima ocasión. En el quinto se le ovacionaron las verónicas y las chicuelinas que compusieron su quite. El toro tomó dos varas y llegó a la muleta con genio y aspereza, revolviéndose en un palmo de terreno y buscándole con peligro, pero el de Palma del Río le expuso una barbaridad e una faena sobre ambas manos, que mereció las ovaciones del respetable, entregado al valor y al personal entendimiento del toreo de Manuel Benítez, que instrumentó toda clase de pases de su exclusivo repertorio que entusiasmaron. Pero un pinchazo, dos medias y otros tantos descabellos, hicieron que el respetable se enfadase, aunque sin encono. 
 
El triunfador de la jornada fue el joven diestro madrileño José Manuel Inchausti Tinín, que en una tarde de acierto, cortó las dos orejas del tercero y la del sexto, saliendo de la plaza en triunfo. Todo muy merecido, porque el madrileño ha toreado superiormente con el capote en verónicas, chicuelinas y en un apretado quite por gaoneras y además ha llevado a cabo dos toreras y completísimas labores muleteras en las que ha templado y mandado como los grandes maestros. Sus pases en redondo, sus circulares, la largura y bondad de sus naturales y la honda profundidad de sus pases de pecho, han hecho que el público se pusiese en pie para aclamarle. Pocas veces hemos visto a un torero con más ganas de triunfo que como hemos admirado esta tarde a Tinin, que al lado de su quehacer muleteril fundamentado en el toreo al natural y sobre la diestra, ha sabido adornarse valerosamente con molinetes de rodillas y otros pases por alto muy valientes y toreros. Ni que decir tiene que la música ha acompañado sus dos faenas y que las ovaciones y los oles han jalonado su labor. Mató a su primero de estocada sin puntilla y se le otorgaron las dos orejas, como queda dicho y tras pasaportar al sexto de estocada y descabello, le fue otorgada una oreja mostrada por el madrileño en la celebrada vuelta al ruedo. Al final del festejo salió de la plaza en triunfo. 
 
La corrida de Santos Galache, bien presentada, dio el juego que queda reflejado en este comentario. Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-
CUATRO OREJAS A PAQUIRRI QUE SALE EN HOMBROS. OREJA A PALOMO Y GRAN FAENA DE ANTOÑETE.
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Valladolid, tercera de su Feria, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.  19-9-67
 
Otro lleno impresionante. Cartel de no hay billetes y reventa. Los espadas encargados de pasaportar el encierro de don Francisco Galache son Antonio Chenel “Antoñete”, que sustituye al Viti, Palomo Linares y Francisco Rivera “Paquirri”. Los toros del ganadero charro, bien presentados, cumplieron en su conjunto. 
 
El toreo de Antoñete es de tal plasticidad, de tal armonía que verle ejecutar las más diversas suertes produce gran placer al aficionado. Sus verónicas de lento compás, sus medias de remate, son un portento de armonía y gracia, de elegante sobriedad. Y después, con la muleta en este primer toro de su lote, ha bordado el toreo al natural, dando a los muletazos tal prestancia, tan natural belleza, que la plaza ha vibrado de entusiasmo. Naturales largos, lentos, pausados en los que el toro iba como hipnotizado tras el rojo engaño, a dos dedos de la tela de los pitones, pero lejos siempre de rozarla por el maravilloso temple y el extraordinario mando de que hacía gala el torero. Ha sido un deleite verle ejecutar el pase fundamental, que al ser rematado apretadamente con el de pecho, ligándolo a la perfección, ha puesto al aficionado en pie. Y la mano diestra ha dibujado pases en redondo plenos de gusto, cadenciosos. Una gran faena, una de las mejores faenas de la feria, pero que no se premió con trofeos por el mal tino con el acero, ya que hubo de precisar de pinchazo, estocada con salida indiscreta y cuatro golpes de cruceta para finiquitar a su enemigo. Como premio a la bondad del trasteo y en medio de una clamorosa ovación, dio triunfal vuelta al ruedo recogiendo el homenaje del público. Al cuarto lo toreó muy bien con el capote en lances de saludo, pero la res llegó al trance final con corta acometida, revolviéndose y tirando la cara arriba en su corto viaje. Pese a ello, el madrileño intentó el lucimiento en varias series de pases sobre ambas manos, aunque no pudiera sacar el partido que deseara de su deslucido enemigo, al que mató de una estocada. Escuchó una gran ovación con saludos.
 
La primera oreja de la tarde fue para Sebastián Palomo Linares. El muchacho se había hecho ovacionar con fuerza en las verónicas que instrumentó como saludo al segundo de la tarde, al que cambió con una sola vara. Su faena fue brindada al actor Robert Stark, que se encontraba en una barrera presenciando el festejo. Primero, unos doblones muy buenos y después tiró de repertorio al ejecutar una alegre, pinturera y variada labor, de la que destacó un toreo al natural y en redondo, pleno de temple y garbo, que mereció los honores de la música y las ovaciones. Una excelente faena de Palomo linares, en la que toreó con temple, mando y esa garra que le hace ser uno de los toreros más taquilleros del momento. Mató de una estocada y se le otorgó la oreja de su enemigo, con fuerte petición de otra y triunfal vuelta al ruedo, recogiendo toda clase de prendas de vestir. El cuarto es un toro mansurrón, que tras salir suelto del caballo, no se empleó nunca con bravura, haciendo una pelea sosa y distraída, aunque en ocasiones embistiese a oleadas que encerraban gran peligro. Pero como Palomo tiene oficio y valor, a fuerza de porfiar, de pisarle el terreno al manso y deslucido animal, logró varias series de muletazos sobre ambas manos, que se jalearon con fuerza. Mató de pinchazo, estocada y descabello y escuchó una gran ovación con saludos. No se podía hacer más que lo que había hecho, mostrarse torero y valiente siempre. 
 
Triunfador grande, rotundo, ha sido Paquirri. El gran torero de Barbate ha dado una completa lección de su alegre, mandón y clásico toreo. Largas afaroladas rodilla en tierra, chicuelinas, verónicas plenas de hondura, han ido manando de su templado capote, con el que ha gustado las mieles del triunfo más sonoro, teniendo que saludar montera en mano en su primero, tras llevarlo magistralmente al caballo con unas chicuelinas galleadas. Y en banderillas, una vez más hizo gala de su completo dominio de la suerte, prendiendo en sus dos enemigos pares de poder a poder y al quiebro que entusiasmaron y le valieron las mayores ovaciones. La franela en sus manos ha sido látigo en las dobladas iniciales con las que ha dominado la aspereza de su primero y caricia después al templar extraordinariamente las embestidas de sus enemigos, a los que ha instrumentado pases en redondo y al natural de perfecta armonía. Dos faenas gemelas en calidad, idénticas en hondura y clasicismo, que han llegado con fuerza tremenda a los tendidos, entregados al valor sereno y reposado del gaditano. Cómo sería su primer trasteo de completo y acabado, que pese a precisar de pinchazo, estocada con salida y descabello, se le otorgaron las dos orejas y aún tuvo que dar dos triunfales vueltas al ruedo. En el sexto realizó otra excelente labor muletera, que al ser rematada con una estocada y dos golpes de cruceta, le valió las dos orejas y la salida triunfal en hombros. Un triunfo claro, merecido y rotundo de Paquirri, un torero que va a más cada tarde. 
OTRO LLENAZO EN LA PLAZA VALLISOLETANA.
 
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Valladolid, cuarta de su Feria, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.  19-9-67
 
Otro llenazo en esta cuarta corrida de feria vallisoletana en la que con toros de Juan Mari Pérez Tabernero y Montalvo actuaron Diego Puerta, Paco Camino y Ángel Teruel.
 
Saludó Diego Puerta al toro que abrió plaza con cnco verónicas plenas de garbo y calidad, que fueron acogidas por la multitud que llenaba la plaza con una clamorosa ovación. Tras tomar la res tres varas, llegó a la muleta con corta acometida pero docilona y Diego compuso a fuerza de poderío, domino y arte, una variada y alegre labor muletera con pases sobre ambas manos en los que tuvo que aguantar mucho la sosería de su enemigo, que no se empleó en ningún momento. Bien puede decirse que todo el mérito fue del diestro de San Bernardo, el cual, a fuerza de porfiar valerosamente, logró series de muletazos en redondo y al natural que entusiasmaron, al igual que s adornos de molinetes y garbosos desplantes. Mató de media estocada y hubo fuerte petición de trofeos para el sevillano. Al no otorgar el presidente nada más que una oreja, Diego dio hasta tres aclamadas vueltas al ruedo y aún querían los aficionados que siguiese en su triunfal paseo. Ni que decir tiene que el usía se ganó un abucheo monumental. Al cuarto Diego lo torea muy bien con el capote en lances a la verónica. El toro, reservón y un tanto incierto, no era material adecuado para el lucimiento, pero Diego le buscó y a fuerza de porfiar, logró varias series de derechazos y naturale que se ovacionaron. Mató de pinchazo, estocada y descabello y hubo gran ovación con saludos desde el tercio para el saleroso maestro y pitos para el toro en el arrastre. 
De memorable calificar la actuación de Paco Camino en el primero de su lote. Em este toro el de Camas ha bordado el toreo con capa y muleta, haciendo un toreo pleno de temple, dominio y arte que ha enloquecido a los aficionados. Sus verónicas de perfecto juego de brazos y lento trazado, han sido de antología y su faena, desarrollada casi toda ella sobre la mano izquierda, será de las que no se olviden en mucho tiempo por estos pagos castellanos. La mano izquierda de Paco Camino ha cincelado naturales de tal temple, largura y arrogancia, que difícilmente podrán ser superados. Adelantando el engaño, prendía en él a su enemigo y tirando suave y templado, remataba limpiamente, tras hacerle recorrer al de Juan Mari un largo camino en su muleta. Y tras lo fundamental de las series de naturales, con los remates de pecho, los adornos de buena ley, como esos molinetes suyos y los recortes y abaniqueos plenos de gracia y para que nada faltase, hincó las dos rodillas en tierra e instrumentó dos muletazos por alto soberbios. Una gran estocada puso fin al brillante capítulo y Paco Camino dio dos triunfales vueltas al ruedo, mostrando las dos orejas de su enemigo, al término de las cuales se abucheó al usía por no otorgar el rabo al triunfador. El quinto es un manso sin paliativos, frena ante los capotes y sale suelto de los cinco encuentros que tuvo con los montados. Es un manso con todas las de la ley de los que sólo piensan en huir. Breve trasteo ante la falta de colaboración de su enemigo que se refugió en tablas y estocada con refrendo de descabello. Se ovaciona al espada y se pita al toro.
 
Ángel Teruel ha pasado hoy por una dura prueba. Su lote ha sido de lo más deslucido y peligroso que se puedan imaginar. Su primero fue un toro que tras tomar cuatro varas, llegó a la muleta descompuesto, punteando y derrotando con peligro, al mismo tiempo que se frenaba en mitad del viaje y no pasaba. Era una difícil papeleta y el madrileño la resolvió con suprema facilidad, con una faena torerísima en la que se impuso siempre a la pésima condición de su enemigo, al que despachó de media estocada y descabello. Este toro a otros muchos, les hubiera venido ancho, pero él estuvo sobrado y seguro. Al sexto lo saludó con unas verónicas de fino corte que se ovacionaron cumplidamente. Tras tomar su enemigo dos varas, requirió las banderillas, pese a que el toro no era el más indicado para tal menester, como quedó probado al recibir una voltereta mayúscula al prender el segundo par al cuarteo. Cerró con uno al quiebro en tablas y fue ovacionado con fuerza. A la muleta llegó el toro poniéndose por ambos pitones y buscando, pero el joven espada estuvo centradísimo y torero con él y a fuerza de sabiduría, valor y arte, le hizo una variada labor muletera logrando pases en redondo y al natural que nadie podía imaginarse, aunque bien es verdad que se escapó en varias ocasiones de sufrir un percance de auténtico milagro. Una estocada y dos golpes de cruceta pusieron fin al drama y respiramos todos.  Teníamos ganas de ver a Ángel Teruel con toros que tuviesen problemas, hoy lo hemos visto y hemos sacado una favorable impresión.
 
La corrida de Juan Mari Pérez Tabernero Montalvo tuvo de todo, aunque en general, careció de calidad.
 
Y nada más desde Valladolid. Hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos, muy buenas noches.-