Valencia, Feria de Fallas 17 a 20-3-66

El coso de la calle Játiva parecía arder y toda la faena tuvo eco, son y sentimiento de martinentes, compás de honda seguiriya, armonía, temple, ese sentir el toreo y transmitirlo.

 
 
 
 
Día 17 de marzo de 1966
 
6 Toros de Bohórquez
 
- Julio Aparicio
 
- Miguel Báez Litri
 
- Paco Camino.
 
OREJA A MIGUEL BAEZ “LITRI” QUE SALE EN HOMBROS. UNA GRAN FAENA DE PACO CAMINO.
Comentario a la primera corrida de toros fallera, celebrada esta tarde en Valencia, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.  17-3-66
Entre la fuerte tempestad de la “mascletá”, olor a pólvora y a fiesta, Valencia viste sus mejores galas. Torea El “Litri” con Julio Aparicio y Paco Camino y la plaza registra un lleno impresionante. La corrida de Bohórquez, bonita de lámina y muy pareja, ha tenido de todo, como en botica, si bien con los montados ha cumplido generalmente bien. Para los de a pie han dado el juego que quedará reflejado en este comentario.
        Para el maestro de Pardiñas es lo peorcito del encierro bohorqueño, dos toros que en nada ayudan al lucimiento. Su primero puntea de salida, echa las manos por delante y se pone con peligro por el izquierdo. Julio, que por algo es un maestro, se hace aplaudir en unas verónicas de saludo que remata con media de fiesta mayor y la ovación es de gala. Sale suelto del caballo el de Bohórquez que llega a la muleta sin lucimiento posible. No obstante, el madrileño le realiza una muy entonada labor, con dobladas, derechazos y abaniqueos finales a los que pone remate con un pinchazo, media y descabello. No fue mejor el segundo de su lote. De salida saltó limpiamente al callejón. Las verónicas con que recogió a su enemigo fueron muy jaleadas, pero el toro tras tomar dos varas, dio en ponerse a la defensiva y no emplearse, con lo que frustró todo intento de lucimiento  del madrileño, que tuvo que recurrir a la faena de aliño para quitarse de en medio a su deslucido oponente, de media estocada, lo que tampoco gustó. El toro acusó como todo el encierro, mucho genio.
        Está el Litri como esos cohetes que ensordecen el ambiente. Se dispara rápido y el estampido de los olés y de las ovaciones hace trepidar la plaza. Es un caso de valor y entrega éste del torero de Huelva. Está incansable y tremendo en su porfía angustiosa, en el dramático sentir de su toreo de capa armonioso y rítmico que sorprende a todos. Las verónicas de recibo a su primero son de auténtico alboroto por lo templadas. Y su faena, la traca final de su personalidad indiscutible y de su gran valor. El toro, que al rematar a un burladero se partió la punta del pitón derecho, acusa blandura de manos. El torero está en esa línea de emoción autentica que le ha dado fama y renombre y se juega la piel en una faena de corte netamente litrista en la que los oles se sustituyen por los ay! y la ve el público con mal contenida emoción. Una faena en la que El Litri lo da todo y por ello entusiasma muy justificadamente. Por eso, aunque la espada sale indiscreta y descabella finalmente, se le otorga una oreja con paseo triunfal. En el quinto, vuelve a torear muy bien con la capa y de nuevo con la franela está enorme de aguante, valor y estoicismo ante un toro de tarda arrancada y con genio. Hay un toreo al natural que sobresale por encima de su fama y de su gloria. Las ovaciones hacen contrapunto a toda su labor y el entusiasmo de Valencia por el torero es justificadísimo. Pero la espada en dos pinchazos y estocada superior hace que la presidencia no atienda la petición mayoritaria de trofeos lo que le vale una gran bronca al término de las dos triunfales vueltas al ruedo que se vio obligado a dar Miguel. El “litrazo” resonó fuerte en la primera de fallas.
Tampoco tiene suerte Paco Camino que tropieza en primero lugar con un toro de genio áspero que embiste con la cara alta y en un segundo también con genio y temperamento. Pero como Paco es un genio indiscutible que torea con el capote de auténtico primor, las verónicas de saludo a sus dos toros fueron un portento y el quite por chicuelinas al quinto, una maravilla que puede y manda, domina y vence al fuerte viento y al juego deslucido de su primero. Paco le saca unos muletazos muy enjundiosos y cuando lo mata de pinchazo, estocada y descabello, suenan unas leves protestas. En el sexto sacó a relucir su clase y el portento de su cabeza privilegiada y así le vimos recrearse en un toreo a la verónica que fue mimo y caricia moviendo el capote con ritmo y sabor en unas verónicas antológicas. El toro, que salió barbeando tablas, nos hizo pensar que no había nada que hacer. Pero el de Camas lo recogió en unos capotazos magistrales y con la franela, un derroche de arte y sabiduría. La muleta tersa, planchada, segura y firme, ha recorrido cauces de auténtica torería tras los que ha ido el genio y la aspereza del toro. Hubo también recortes garbosos y pintureros, un toreo al natural de eco y hondura y una diestra de  gran calidad. Un pinchazo, una corta y dos descabellos dejaron la faena sin oreja y Paco, enfadado con su mala fortuna, se negó a dar la vuelta al ruedo. Una pena.
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.
 
 
Día 18 de marzo de 1966
 
6 Toros de Cuadri
 
-   Miguel Báez Litri
 
-   Diego Puerta
 
-   José Fuentes.
 

DOS OREJAS Y RABO PARA DIEGO PUERTA QUE SALE TRIUNFALMENTE EN HOMBROS. DOS GRANDES FAENAS DE JOSE FUENTES. EL LITRI LUCHÓ CON UN LOTE IMPOSIBLE

Comentario a la segunda corrida de toros fallera, celebrada esta tarde en Valencia, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-  18-3-66

        Otro llenazo hasta la bandera. El cartel tenía alicientes más que suficientes para ello: Una corrida de Cuadri bonita de lámina y muy pareja y los nombres toreros de Miguel Báez “El Litri”, Diego Puerta y José Fuentes.

        Esta vez ha sido el bravo torero de Huelva el que ha tenido que apechugar con el lote más desagradable e incómodo de la corrida. Su primero salió echando las manos por delante con la cara alta y un tanto resentido de los cuartos traseros y esto sin duda hizo que en toda la pelea se quedase corto y embistiese descompuestamente. Miguel le saludó con mucho valor en unas verónicas en las que se apretó de veras y que hallaron cumplido eco en los atiborrados graderíos. Tres varas tomó el de Cuadri que llegó a la muleta con falta de castigo y apretando con peligro y aspereza. El Litri le realizó un ajustado quite por chicuelinas y las palmas echaron humo. Su labor muletera ha estado esmaltada de esa emoción trágica característica de su toreo que ha hecho que la plaza se le entregase y sonase la música en su honor. Faena muy emotiva por derechazos, naturales y de pecho que era merecedora de trofeos, pero el fallo con la espada y el descabello final dejaron el premio en una gran ovación con saludos desde el tercio. Tornaron a ovacionarle en el cuarto al torear con el capote. El toro, corto de cuello,  llegó a la muleta con la cara alta, cruzándose y desparramando una barbaridad. El Litri que no es torero que corte el cupón, expuso lo indecible sobre ambas manos en una faena muy meritoria. Mató de tres pinchazos , media y descabello a la primera, pues el toro no le dejaba pasar. Se enfadaron con él pese a que había estado valentísimo.

        Diego Puerta ha sido el triunfador de la tarde. Su valor y su casta torera son admirables. Al segundo de la tarde lo ha toreado muy bien con el capote en verónicas de compás abierto que le valen una gran ovación. Tras tomar dos varas, llegó el de Cuadri a la muleta con acusada aspereza y poniéndose peligrosamente por el pitón izquierdo. Diego se arrimó como un león y realizó una variada y valerosa labor en la que se empleó de firme entre el general contento de la parroquia. Media estocada con refrendo de tres golpes de cruceta hicieron que el premio quedase en una gran ovación con saludos. En el quinto, el taco. Un lío de los gordos con capa, muleta y espada. Un toro cuajado que tuvo al público en continuo clamor de ovaciones, pues desde los lances de recibo hasta que murió el toro de certera estocada, todo tuvo garra, emoción fuerza y vibración extraordinaria. Qué quite por chicuelinas. En verdad que no cabía un papel de fumar entre toro y torero. Y con la franela, junto a las apreturas resplandeció el duende y el bien hacer y concebir el toreo natural, con pases largos, pausados, rítmicos, domeñando a fuerza de temple y de mando el genio de su enemigo, que ponía esa pimienta del peligro a su maravillosa actuación. La plaza era un manicomio y cuando mató a su enemigo de una estocada, poniendo el corazón en la punta de la espada, la plaza blanca de pañuelos desde mediada la faena, pareció romperse en mil pedazos en una ovación que fue la traca final que se encendió en los tendidos. Dos orejas, rabo y dos triunfales vueltas al ruedo en tanto que al toro se le premió con la vuelta que nadie pidió. Al final Diego fue sacado a hombros por las calles valencianas, sonriente y feliz.

        Torear con esa sublime facilidad con que lo hace José Fuentes es muy difícil. Porque viendo torear a este espigado mozo, uno llega a pensar que el toreo es fácil, que puede llegar a ejecutarlo cualquiera. El torero de Linares tiene en su personalidad, en su manera de ejecutar el toreo esa difícil facilidad de que hablan los cánones más añejos. La geometría perfecta ejecutada en los ruedos y ante los toros, con capa y muleta. El toreo es una ciencia y él es un científico del toreo. Esta tarde valenciana ha podido cortar las orejas a sus dos toros porque ha toreado con recreo, con arte, con sentido estético. Sus dos trasteos muleteriles, gemelos en méritos y virtudes, naturales pausados y rítmicos, derechazos eternos y pases de pecho solemnes, han merecido los honores de la música y el jalear de un público complacido con lo que llevaba a cabo. Pero la espada en sus dos enemigos, dos pinchazos y estocada en su primero y dos medias y tres descabellos en el que cierra plaza, dejaron los honores en celebrada vuelta al ruedo y una clamorosa ovación al abandonar la plaza al término del festejo.

        Y nada más, hasta mañana a esta misma hora desde Valencia, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-

 
Día 19 de marzo de 1966
 
6 Toros del Marqués de Domecq
 
-  Antonio Ordóñez
 
-  Paco Pallares
 
-  El Inclusero.
 

TRIUNFAL ALTERNATIVA DE “EL INCLUSERO” QUE ES OREJEADO Y SACADO EN HOMBROS. GRAVE COGIDA DE ANTONIO GALISTEO

Comentario a la tercera corrida de toros fallera, celebrada esta tarde en Valencia, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.   19-3-66

        Ser rey obliga a mucho. Y esta tarde mayor valenciana, Antonio I de Ronda ha tenido que pelear, que luchar, contra la molesta condición de su primero, un toro gazapón y andarín y contra la mansedumbre del cuarto. Y pese a la oposición que le ofreció su primero, de su capote, manto real del toreo, brotaron cinco verónicas y media en las que no cabía mayor perfección. Pero el toro, tras tomar dos varas, dio en no parar, en gazapear con peligro. A la salida de un par, hirió de gravedad al banderillero Antonio Galisteo, que sufre una cornada en el recto. Después, pese a que le metió la muleta en unos doblones superiores y en unos derechazos muy logrados, la creciente querencia de la res al gazapeo impidió mayor lucimiento. Se imponía cortar por lo sano y el rondeño pasaportó a su enemigo tras breve trasteo de pinchazo, media y estocada, lo que desencantó un tanto a la concurrencia que llenaba la plaza.  La afición quería ver a Ordoñez y lo vio no bien hubo saltado a la plaza el cuarto de la tarde, un toro abanto y mansurrón que salió suelto del caballo, deleitándonos con un toreo de capa portentoso. Los lances brotaban con tal naturalidad y temple que la plaza fue un clamor de ovaciones. El Rondeño recogió y metió embebido en la magia de su capote la mansa y abanta condición de su enemigo que así dominado, siguió el manto púrpura que se le ofrecía. En la plaza se sentía ese runrún que precede a los grandes momentos de la fiestaAntonio se encaminó con pausado andar hacia un burladero en el que se encontraba José María Jardón, le brindó el toro e hizo de ello también partícipe al público. Y surgió la faena. Cuatro muletazos por alto, reclinado el torero con indolente porte en las tablas. Cuatro muletazos que hubieran servido para plasmar otros tantos carteles de toros. Toreo único, eterno. Y después, dos trincherazos y otros tantos pases de la firma en los que no cabe mayor plasticidad, mayor armonía estética, mayor sentido torero. El coso de la calle Játiva parecía arder y toda la faena tuvo eco, son y sentimiento de martinentes, compás de honda seguiriya, armonía, temple… ese sentir el toreo y transmitirlo. Y el toreo cobró grandeza en los naturales, en los redondos, en los forzados de pecho y hasta en los adornos garbosos y pintureros que fueron la sal y la pimienta de una faena que quedará sobre el tiempo y sobre la fama en la plaza de Valencia. Pero está visto que cuando Antonio cuaja un toro en Valencia, la faena tiene que quedar incompleta por los mengues adversos que hacen que no tenga tino con el acero. Y un pinchazo, una gran estocada y tres golpes de cruceta dejan  el premio en una celebrada vuelta al ruedo.

        Y en la gran tarde valenciana, Antonio Ordóñez arma caballero a un joven paladín de la novillería. A un novillero que ha hecho sus armas primeras con merecimientos más que suficientes para llegar al doctorado con todos los honores que supone hacerlo en las corridas falleras. Es Gregorio Tébar “El Inclusero” el muchacho que de blanco y oro se apresta a dar el salto grande al escalafón superior. Y está el muchacho con mucho temple, con mucha fuerza en su ilusionado día y sin soberbia pero con firmeza, reclama un puesto entre las figuras de la fiesta. Un matador de toros de nuevo cuño al que habrá que ir incluyendo entre los mejores, pues el muchacho hace gala de un arte y un bien hacer y concebir el toreo que asombra y entusiasma. Y en sus dos toros torea a la verónica con temple y excelente son y hasta borda en su primero tres chicuelinas que por sí solas le confieren categoría de artífice del capote. Y con la muleta está con el del doctorado soberbio de fuerza y sentido torero. Toreo de quietud suprema con las zapatillas atornilladas en la arena. Toreo de corazón parado, apreturas sumas y corres la mano lenta y seguramente, con temple, mando  y dominio impropio de un novel. Y su labor cala hondamente en los tendidos. Un torero que quiere situarse y que estamos seguros que tiene gran porvenir. Mata de estocada y descabello al primer golpe y se le otorga la oreja con dos triunfales vueltas al ruedo. En el que cierra plaza vuelve a ser aclamado con el capote y su labor muletera sigue la misma línea de calidad que en la de su doctorado. Toreo amplio y grande que hace que la música suene en su honor. Pero la espada en tres pinchazos y estocada le priva de nuevos trofeos. Es igual, le pasean en hombros por el ruedo y así se lo llevan por las calles de Valencia.

        El testigo de esta alternativa es Paco Pallares. No tiene suerte con su lote el fino torero salmantino. Dos toros sin fuerza que se quedan cortos, que doblan de manos casi continuamente, con el deslucido juego que esto produce. Pero Paco es torero de recursos. Torero fino donde los haya que sabe dar a cada toro su lidia. Y se le ve su clase y suaves maneras en un torear con la capichuela muy vistoso y en dos faenas en las que pone mimo y cuidado, garbo y gracia. Tanto que hasta le tocan la música y le ovacionan con fuerza a la muerte de sus dos toros, lo que hace con prontitud. Su clase quedó patente, pero cuando los toros se caen, cuando no tienen arrancada que produzcan esa sensación de peligro, es muy difícil redondear. Su papel no obstante, quedó a salvo.

        La corrida del Marqués de Domecq, bien presentada, dio el juego que queda reflejado. Y cerramos esta crónica con la información de otra corrida celebrada hoy. En Málaga ha tomado la alternativa de manos de Paco Camino “El Monaguillo”, que ha estado muy bien y de tener suerte con el acero hubiera cortado más trofeos de los que ha cortado que han quedado en una oreja. Camino y Vázquez también han tenido una tarde triunfal.

        Y nada más, hasta mañana a esta misma hora en que les informaremos de lo acontecido en la última corrida de fallas, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-

 
Día 20 de marzo de 1966
 
6 Toros del Álvaro Domecq
 
-  Diego Puerta
 
-  Paco Camino
 
-  El Pireo.
 

SE CIERRA EL CICLO DE FESTEJOS FALLEROS CON UN NUEVO TRIUNFO DE DIEGO PUERTA. PACO CAMINO REALIZA UNA ENORME FAENA MALOGRADA POR LA ESPADA. OTRO ENTRADON.

        Comentario a la cuarta corrida fallera celebrada esta tarde en Valencia, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-  20-3-66

        Cierra Diego Puerta sus actuaciones en las corridas falleras con otro triunfo de clamor. Este torero es un caso de afición, casta y denuedo. No se cansa de arrimarse en todos los toros y en tarde tan desapacible como la de hoy - frio y viento huracanado- no ha dejado de dar la cara un solo instante. En los albores de la temporada, cuando aún los toreros acusan resabios del descanso invernal, Diego está como en el mes de Julio. Pletórico de sitio, valor y arte. Y esto es más de admirar, porque el jerezano no ha estado por tierras americanas en continuo trajín y porque el diestro de San Bernardo se olvida de fama y corridas contratadas y sale dispuesto a jugarse el pellejo, como lo demostró al saludar al que abrió plaza con una emotiva larga de rodillas que puso al público en pie por su sentimiento y perfecta ejecución. Pero el alboroto subió de tono cuando, ya de pie, instrumentó a su enemigo siete verónicas magníficas rematadas con media superior y una artística revolera. La plaza era un clamor y Diego, llevado de su inspiración creadora, colocó al toro en suerte con unas artísticas chicuelinas galleadas, que le valieron otra ovación calurosa. Fue una pena que el toro llegase a la muleta embistiendo con la cara alta, colándose por ambos pitones y con acusado genio. Puerta peleó, se entregó en una valerosa faena en la que se jugaba la cornada en cada muletazo, pues además de la peligrosidad de su enemigo, tenía que luchar contra el fuerte viento que sopló durante toda la tarde. El aficionado vio su esfuerzo y cuando pasaportó al regalito de media y oportuno descabello, escuchó una gran ovación con saludos. En el cuarto, aquello fue el acabose. El toro espabilado y listillo, tenía aspereza y genio como para asustar al más pintado. Pero Diego no es el más pintado y su enemigo no lo pudo asustar. Y vino el torear apretadamente con el capote en verónicas jaleadas y el realizar una faena en lucha constante contra el viento y la aspereza de su enemigo, Una faena en la que cada muletazo era un ay! y cada suerte un ole!. La música no se escuchaba con el griterío angustioso del público y Puerta dio otra lección de hombría, pundonor y arte al torear sobre ambas manos de forma admirable. Media estocada y certero descabello dejaron al de don Álvaro para el arrastre y Diego Puerta, el Napoleón torero de san Bernardo, dio celebrada vuelta al ruedo mostrando la oreja tan bravamente conquistada.

        Paco Camino ha tenido mala suerte. En primer lugar porque su primer enemigo era un inválido que apenas se mantenía en pie desde que salió. Ya se pueden hacer una idea de la que se formó en la plaza. Bronca a la presidencia por no mandar retirar a la res y enfado general. El camero hizo lo único que cabía hacer con tal toro, estar breve y pasaportarlo con prontitud. Pero Camino –otro que parece llevar ya cincuenta corridas en el cuerpo- está con ganas, con deseos de dejar bien claro quién es quién en el toreo y en el quinto de la jornada estuvo real y francamente inconmensurable. Sus verónicas de saludo fueron un portento. Llevó a la res al caballo con suprema maestría y hasta en lucha contra el viento le hizo al Domecq su quite de oro. Ese quite de oro por chicuelinas que nadie ejecuta como él. La plaza trepidó en ovaciones y la faena fue de pura filigrana. Una técnica insuperable, una de esas faenas en las que Paco Camino parece torear para su propio deleite, para su recreo exclusivo. Y así fueron surgiendo, brotando como por generación espontánea derechazos y más derechazos en los que ponía extraordinario temple, exquisito mando, arte como para llenar el toreo . Y la mano izquierda en postulados del mejor toreo al natural, los pases de pecho, los adornos, todo tuvo categoría y grandeza. Pero la espada en un pinchazo, estocada y dos golpes de cruceta dejó el premio en una gran ovación, negándose el artista a dar la vuelta al ruedo.

        El Pireo reaparecía en este festejo fallero tras su triunfal campaña por tierras americanas. Vuelve pletórico de valor, dispuesto, con sitio como lo demostró a lo largo de la lidia de su primer enemigo, al que toreó superiormente a la verónica en unos lances de saludo que fueron coreados por la multitud. Mucho genio tenía su primero, pero el de Córdoba le echó casta y valor y se la jugó en una faena en la que no dio punto de reposo a la emoción del público, pasándose muy cerca a su enemigo en derechazos, naturales y de pecho y en otros por alto muy vistosos y toreros. Era faena de oreja pero dos pinchazos antes de cobrar la estocada, dejaron el premio en una gran ovación con saludos. En el sexto, en medio de un viento huracanado y en lucha contra el genio de su enemigo, que se quedaba muy corto y embestía con la cara alta, estuvo breve con la franela pero sin suerte con el acero, por lo que tras matar de cuatro entradas y dos descabellos, se enfadaron con él. No había nada que hacer.

        La corrida de don Álvaro que acusó aspereza y genio en demasía, cumplieron con los montados, salvo el quinto que fue manso y no dieron facilidades a los de a pie. Puede ser que en otras condiciones, sin tanto viento, hubieran lucido algo más.

        Y nada más, con esto cerramos los comentarios a esta feria fallera valenciana en la que se han visto cosas de mucha calidad. Hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-